Opinión

AMLO, libertad de prensa y COVID-19

AMLO, libertad de prensa y COVID-19

AMLO, libertad de prensa y COVID-19

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“Ahí ven al Reforma diario o a El Universal, ‘Tantos muertos’, contando todos los fallecidos, es como su nota principal, o sea, el Alarma ya se volvió un periódico o una revista objetiva, profesional, seria. Es lamentable que estén buscando eso, y lo mismo las radios y las televisoras, es lo primero. ‘Ya México ocupa el tercer lugar en muertos en el mundo’, ‘ayer perdieron la vida 300 mexicanos más, ayer crecieron los infectados en un número de cinco mil 200 personas’ y las columnas, los articulistas. Muy lamentable.

“¿Por qué? Por lo que explicaba, no les gusta el cambio; y mandaban, era el cuarto poder, si no es que el primero, y mucho negocio, mucho dinero. Entonces, por eso el enojo, pero ¿qué le vamos hacer?”

Se trata de un ataque directo a la libertad de expresión consagrada en el artículo 19 de la Constitución General de la República que a la letra dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras de cualquier medio de expresión.”

Desgraciadamente, no es la primera vez que López Obrador manifiesta su hostilidad contra la prensa que no le es afín: en diversas ocasiones se ha manifestado contra medios de comunicación y periodistas por no estar de acuerdo con sus ideas. Varios de ellos han sufrido represalias de diversa índole. Incluso, para nadie es un secreto que los gastos en publicidad del gobierno se retienen o canalizan según criterios políticos.

Con esta actitud de agresión a los medios de comunicación estamos regresando a tiempos que creíamos ya superados; a aquellas épocas en que los gobiernos autoritarios tenían amordazada a la prensa para que la ciudadanía no estuviera enterada de lo que realmente sucedía en el país.

Afortunadamente, el proceso de democratización que comenzó a partir de 1968 fue aflojando los incómodos corsés que no dejaban respirar al periodismo, a los periodistas y editorialistas. Ganó terreno la pluralidad y la difusión de ideas que discrepaban con la línea oficial. Es imposible entender la diversidad política sin la diversidad ideológica y la disidencia frente al poder.

El 6 de enero de 1941, el Presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt pronunció ante el Congreso su célebre alocución que después fue conocida como el “Discurso de las cuatro libertades”; habló de las cuatro libertades humanas esenciales: la libertad de expresión, la libertad de culto, la libertad de vivir sin penurias (libertad frente a la necesidad) y la libertad de vivir sin miedo. Posteriormente, Norberto Bobbio, las llamaría “Las libertades de los modernos.”

Lo que han hecho los gobiernos populistas es, paulatinamente, amedrentar, arrinconar, para finalmente, simple y sencillamente callar a la prensa crítica. Así sucedió en Venezuela con Hugo Chávez y enseguida con Nicolás Maduro, en Argentina con Cristina Kichner, en Ecuador con Rafael Correa, en Bolivia con Evo Morales, en Nicaragua con Daniel Ortega, en Turquía con Recep Tayyip Erdogan, en Rusia con Vladimir Putin. Y qué decir de Estado Unidos, donde Donald Trump ha dicho que medios de comunicación como The New York Times, The Washington Post y CNN son “enemigos del pueblo norteamericano.”

A los demagogos populistas no les gusta que sus errores sean evidenciados. Sin embargo, el papel de los medios de comunicación, de los periodistas, analistas y editorialistas es señalar los yerros de los gobernantes. Como dicen los italianos “la lingua batte dove il dente duole” (“la lengua bate donde duele el diente”). El papel de la prensa es fastidiar, punzar, llamar la atención donde las cosas están mal.

La diferencia radica en que los dirigentes democráticos aceptan esas críticas y tratan de remediar sus pifias; en contaste, los autócratas populistas se creen infalibles y, en consecuencia, toman los señalamientos de sus equivocaciones como una agresión.

Lo absurdo de estas declaraciones de AMLO es que los propios medios de comunicación son llamados a conferencias de prensa (las tardeadas de Hugo López-Gatell) para recibir información sobre el Covid-19 que luego difunden. Además, AMLO no puede ocultar que México ocupa, efectivamente, el muy lamentable tercer lugar a nivel mundial en muertes por Covid-19, sólo superado por Estados Unidos y Brasil. Esa es información internacional.

Hay que corregir el rumbo: como lo dijo desde un principio—cuando apareció el Covid-19 y se supo que era una amenaza internacional—Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud: la estrategia contra esta pandemia está en hacer “testeos y rastreos.” ¿Por qué no aceptarlo? Eso salvaría miles de vidas.

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