Opinión

AMLO, un agitador en apuros

AMLO, un agitador en apuros

AMLO, un agitador en apuros

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El estilo personal de gobernar de López Obrador es el sobresalto. Es lo natural en un agitador profesional investido de un inmenso poder. Es, literalmente, un busca pleitos. Si no tiene enfrente un conflicto, lo inventa. La consulta sobre la revocación de mandato es un buen ejemplo.

Ahora sabemos, por algunas malas artes, que la principal demanda de los mexicanos es tapar los baches. Antes, cuando las demandas de los compatriotas eran seguridad, empleo, atención a la salud, nunca aparecía en la lista la revocación de mandato. No es que mucha gente no quisiera deshacerse del presidente a la mitad del sexenio, pero como organizamos nuestras expectativas políticas por sexenios, descarrilar el periodo no parecía una buena idea.

El sexenio y la no reelección brindaban seguridad, pero un agitador profesional como AMLO es renuente a la certidumbre. Lo suyo son las aventuras rumbo al desconocido. Una de esas aventuras es la revocación. Se le ocurrió como oportunidad de hacer campaña, relanzar su gobierno y esperar el 2024 con fuerza para poder pensar en otra aventura, como quedarse un par de años más o de plano buscar reelegirse, pero lo cierto es que las cosas cambiaron y plantear la consulta de revocación es una pirueta sin red protectora.

Hay un dato duro que se debe tener presente. En la elección del 2018 Morena recibió 30 millones de votos. En la consulta sobre los expresidentes acudieron a las urnas 7 millones, de modo que el triunfo arrollador de AMLO ya no está escriturado y la consulta se convierte en un factor de polarización e inestabilidad, todo para darle al presidente una oportunidad más de sacar las matracas y auto echarse porras por todo el país.

Los millones de personas que salivan pensando que pueden deshacerse de AMLO de una vez, deben tener presente que su apetito puede resultar contraproducente. López Obrador fue electo para un periodo de seis años. Ni menos tiempo, ni más tiempo. Cumple su periodo, se va escribir libros a su finca en Palenque y hasta nunca. Si puede lograr que Morena gané sin él en la boleta en el 2024 es otra historia.

El TEPJF al infierno

Si el presidente le encomendó al magistrado José Luis Vargas la encomienda de dinamitar al TEPJF lo hizo perfecto y merece un bono por su actuación sobresaliente. Su periodo al frente del Tribunal es de pena ajena y el bochorno se alarga ante su empeño insensato por quedarse en donde nadie lo quiere. El gobierno detectó que Vargas andaba en malos pasos y se lo hizo saber: o nos apoyas o te atienes a las consecuencias. Como Vargas no tiene explicación convincente para su deslumbrante prosperidad, resolvió apechugar y convertirse en el magistrado al servicio del gobierno.

Y ese fue el principio del fin para el Tribunal que en muy poco tiempo perdió prestigio y credibilidad. Vargas hizo el trabajo sucio que permitió al presidente demandar que se vayan todos los magistrados, de manera que él pueda nombrar nuevos magistrados afines a su proyecto político y que les pueda pedir todo tipo de favores.

El grito de batalla es: al diablo las instituciones. Por lo menos en el caso del TEPJF lo consiguieron, el tribunal se fue al infierno.