Opinión

AMLO: Un año de trabajar contra la inercia de un modelo agotado

AMLO: Un año de trabajar contra la inercia de un modelo agotado

AMLO: Un año de trabajar contra la inercia de un modelo agotado

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Tras un año del triunfo electoral de Morena en las urnas, hay varios aspectos que me gustaría comentar pero, como siempre. el espacio impone límites. Uno de ellos es el uso impulsivo o programático de noticias falsas o tendenciosas y su difusión viralizada en la que los bots, con el empujoncito de algunos opositores prudentes y otros delirantes, hacen su parte. No vale la pena comentar lo que las propias redes sociales diluyen con eficacia. Pero pongamos sólo un botón de muestra; hay quienes sitúan, y con razón, este escenario en un contexto más amplio que han dado en llamar guerra mediática. Ejemplo: la falsa noticia con la que Pedro Ferriz Híjar quizo, como lo hace con recurrente vulgaridad, afectar la imagen del presidente con la propagación de una fotografía que le atribuyó al hijo de AMLO comprando diversos artículos en tiendas de lujo.

Esta guerra, a su vez, es producto de una intención todavía más perversa: paralizar al gobierno de AMLO por varias vías, una de ellas, mediante jueces y magistrados que representan los intereses corporativos de la élite contra la que votamos la mayoría de los mexicanos hace doce meses y a la que el prianato le regaló el país a precio de ganga y mediante una serie de operaciones vergonzosas para cualquier estado que se precie de su soberanía, como se evidencia día tras día con la información dura que la guerra mediática pretende diluir. El caso más reciente lo observamos con lo que sucedió con Fertinal.

En el contexto de la economía global el gobierno de AMLO tiene que operar con las reglas del juego del comercio corporativo y la relación asimétrica con Estados Unidos. Estoy seguro que no lo hace por gusto, sino porque heredó acotados márgenes de acción libres de la corrupción institucionalizada con la que funcionaba la economía mexicana y en eso tiene toda la razón el presidente de la república. Los engranes de la maquinaria del Estado que heredó la 4T estaban totalmente oxidados y a partir de eso empezó a trabajar desde hace un año.

Quienes le critican que sigue en campaña y que debe “comportarse” como un estadista que evite la polarización, me parece que no están considerando la dimensión de la problemática que heredamos y que converge, además, con la crisis de un modelo de explotación planetaria que está poniendo en jaque nuestra supervivencia como especie debido a los grados de voracidad con la que aniquilamos el planeta.

En este sentido el propio gobierno ha enfrentado oposición a proyectos de ­desarrollo como el Tren Maya. La oposición a este programa proviene de dos fuentes, permítaseme todavía la ingenuidad, que persiguen fines distintos: una oposición real que demanda estudios a fondo de impacto socioambiental y que Julia Carabias lo resumió en una frase: “el desarrollo es ambiental o no es”. Pero aquí también opera la otra oposición, y no precisamente la que se preocupa por el cambio climático y la concentración excesiva de riqueza en un puñado de personas, sino la que le apuesta a que este gobierno no avance porque afecta intereses macrodepredadores que no contribuyen al crecimiento del país ni de las comunidades.

Por eso más allá de los macroproyectos, el gobierno se está moviendo y hay esfuerzos para impulsar una economía local y nacional. Este proceso también enfrenta inercias menores pero va bien y puede ir más rápido. En este proceso el Presidente tiene que ser más cuidadoso y generar estructuras de gestión más eficaces para trabajar más estrechamente con la sociedad civil que no por ser plural, se opone a que nos vaya bien.

Finalmente agregaría que los colegas que invierten su energía para “demostrar” que en el gobierno de AMLO se incurre en muchas prácticas neoliberales no tendrían porque desgastarse tanto, porque es el modelo que heredamos, es el modelo por desgracia todavía hegemónico y es el modelo de una economía que se encuentra en crisis en todo el mundo, incluidos los países que más provecho han sacado del mismo. El problema aquí, como en otros países en los que la corrupción se convirtió en la norma, es que no se midieron.

 dgfuentes@gmail.com