Opinión

AMLO y Trump en la Casa Blanca

AMLO y Trump en la Casa Blanca

AMLO y Trump en la Casa Blanca

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Ese “factor temporal” los norteamericanos lo sintetizan en una palabra timing y viene “como anillo al dedo” para explicar las motivaciones que tanto Donald Trump como Andrés Manuel López Obrador tuvieron para llevar a cabo la reunión de antier miércoles 8 de julio en la Casa Blanca.

El magnate neoyorquino anda en apuros por varias razones: primera razón: Estados Unidos ocupa el primer lugar mundial en casos de Covid-19: 130 mil muertos y más de 3 millones de personas contagiadas. Los norteamericanos están molestos con su gobierno: la línea de política pública establecida por la administración Trump no está funcionando para combatir la pandemia.

Siguiente razón: a raíz del asesinato del afroamericano George Floyd a manos de la policía de Minneapolis, el 25 de mayo de 2020, se desataron protestas masivas en toda la Unión Americana contra la brutalidad policiaca y el racismo. Se coreó de nuevo la consigna Black Lives Mater (La vida de los negros importa).

El asunto es que, con este crimen y las manifestaciones antiraciales, Estados Unidos se polarizó aún más: también salieron a la calle los supremacistas blancos que ondearon la bandera confederada, símbolo del esclavismo. Trump se ha puesto del lado de los confederados tratando de quedar bien con su base electoral ultraderechista.

Las manifestaciones en Estados Unidos contra el racismo y contra Trump ahora están formadas no sólo por afroamericanos, sino también por blancos, hispanos y asiáticos. Se trata de una alianza social transversal muy peligrosa para las aspiraciones electorales del magnate neoyorquino.

Su gran preocupación es que las encuestas lo ubican 14 puntos abajo del expresidente Joe Biden, quien será el candidato demócrata a la Presidencia de la república. Las elecciones presidenciales se llevarán a cabo el 3 de noviembre, o sea, quedan menos de cuatro meses.

Ante este panorama tan lúgubre, algo tenía que hacer Trump: congraciarse con la comunidad hispana y sobre todo mexicana a la que no se ha cansado de insultar, amedrentar y golpear desde que anunció su interés de lanzarse por la candidatura presidencial por el Partido Republicano el 15 de junio de 2015. Para tratar de darle la vuelta a tanta vejación, echó mano del expediente diplomático.

Pero ¿por qué aceptó López Obrador la invitación de Trump para visitarlo en la Casa Blanca? Había, en efecto, mucho que perder y poco que ganar. No obstante, en el propio discurso de López Obrador en la Casa Blanca está la respuesta: puso énfasis en que la reunión con su homólogo era para signar el T-MEC o, como muchos lo conocen, el “TLC Opus 2.”

La economía mexicana incluso antes de la pandemia del coronavirus ya registraba problemas. Ahora, con la epidemia y la falta de inversión, los pronósticos no son nada halagüeños: “La institución financiera Credit Suisse estimó que este año la economía de México se contraerá 9.6 por ciento, siendo la mayor caída desde 1932, cuando el PIB tuvo una baja de más de 14 por ciento.” (El Financiero, 30/04/2020).

De paso, AMLO utilizó al viaje a ­Washington D.C. como un distractor respecto del terrible manejo que ha tenido su gobierno del coronavirus. La semana pasada, México rebasó a España en la clasificación mundial de muertes por Covid-19 y escaló al sexto lugar en términos absolutos de acuerdo con la Universidad Johns Hopkins. (El País, 01/07/2020).

La popularidad de López Obrador ha ido en picada: en marzo de 2019 llegó al 80 por ciento. Según Consulta Mitofsky, que mide el ánimo de los ciudadanos respecto del Presidente de la República y lo publica con la etiqueta #AMLOTrackingPoll, el más reciente estudio de esa empresa encuestadora registró una caída histórica de 46.1 por ciento.

Había que optar por cambiar el foco de atención hacia el exterior. Como dicen Azam Ahmed y Michael Crowley: “Inmediatamente después de asumir la Presidencia de la República, López Obrador le dijo a su equipo de trabajo que no habría peleas con Trump. No podrían permitirse batallas costosas y lesivas, y no podían ganarlas de todos modos.” (The New York Times, 08/07/2020). Pues entonces, fue con quien sabía que lo iba a recibir bien.

Para ambos mandatarios el “factor tiempo” jugó a su favor. Como dijo López Obrador, “a pesar de nuestras diferencias, no nos hemos peleado, somos amigos.” Le faltó agregar: “Sí porque los dos somos oportunistas y populistas”.

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