Arabia Saudí señaló ayer miércoles directamente a Irán como el responsable del ataque a sus dos refinerías el pasado sábado, a la vez que recibía el apoyo de EU, que impondrá sanciones al país persa.

Riad presentó los frutos de la investigación, abierta tras la explosión de dos infraestructuras petroleras, que provocaron una caída del 5 por ciento de las exportaciones de crudo a nivel mundial. Las autoridades saudíes declararon que fueron 18  drones y siete misiles de crucero los que impactaron contra las refinerías, aunque todavía no determinaron desde qué lugar partían.

“El ataque no vino de Yemen; se lanzó desde el norte y, sin lugar a dudas, Irán está detrás”, aseguró Turki al Malki, portavoz del Ministerio de Defensa. “Aún estamos tratando de determinar la rampa de lanzamiento”, dijo el vocero, desmintiendo así la autoría que se adjudicó la milicia hutí de Yemen.

Por tanto, señaló, “Irán es una amenaza para todos y corresponde a la comunidad internacional darle respuesta”.

“Es un acto de guerra”. El secretario de Estado de EU, Mike Pompeo, se reunió ayer en Yeda, en territorio saudita, con el príncipe del país, Mohamed bin Salman, para preparar una respuesta contra el enemigo común, Irán. En rueda de prensa, Pompeo calificó los ataques de “acto de guerra”. Pocas horas antes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que hasta dos veces ha reiterado que no quiere declarar la guerra a Irán, escribió en Twitter que habrá sanciones contra Teherán, aunque no especificó cuáles.

En respuesta a la acusación directa de Riad, a la amenaza bélica de Pompeo y a las nuevas sanciones de Trump, el gobierno iraní anunció que responderá “inmediatamente” a cualquier agresión hacia la República Islámica, y extendió la amenaza a los aliados de EU y Arabia Saudí en Oriente Medio, como Israel y Emiratos Árabes, tras advertir que el alcance de esta represalia “no se limitará al origen de la amenaza”.