Opinión

Aviación y cambio climático

Aviación y cambio climático

Aviación y cambio climático

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Está naciendo un nuevo fenómeno en Europa para desalentar los viajes en avión, en concreto los de corto alcance (de entre 1 y 2 horas) por el movimiento bautizado como “vergüenza de volar”.

Aunque este movimiento nació en Suecia hace pocos meses, ya tiene varios seguidores en diversos países europeos, en particular Alemania y España, donde los viajeros, en especial los Millenials y la generación Z (en conjunto jóvenes entre 15 y 35 años), consideran que la aviación es una industria altamente contaminante, que incide en el cambio climático y por lo tanto, hay que desalentar su uso.

El movimiento exhorta a los viajeros a cambiar de medio de transporte y, al menos en los tramos cortos, elegir el ferrocarril que es eléctrico y por lo tanto, menos contaminante. Hasta aquí nada que pueda inquietar, de hecho —como broma— suele decirse que el futuro de la aviación europea son los trenes, ya que la congestión de los aeropuertos es grande y muchos trayectos entre las capitales de ese continente pueden hacerse en mucho menos tiempo, lo que ayudaría a privilegiar los tramos largos.

No obstante, hay algunas consideraciones al respecto que están preocupando a la industria. Por ejemplo, un partido alemán está preparando una iniciativa para gravar al transporte aéreo con objeto de usar esos recursos en medidas contra el cambio climático, pero también para desalentar el viaje en avión. Este tipo de medidas suelen ser argucias de recaudadores compulsivos para obtener más dinero bajo la máscara del “bien común” que, en realidad, se usa para fines muy diversos.

Pero en el caso de la aviación esto es todavía más patente ya que si existe una industria que se haya preocupado por los efectos de su huella de carbono y cómo reducirla a través de acciones concretas, es  precisamente la aviación.

Desde la década de los 90 la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), una de aerolíneas otra de gobiernos, han estado trabajando arduamente con otros actores, como las armadoras de aviones, los fabricantes de motores y proveedores de todo tipo, en medidas concretas para abatir las emisiones de CO2.

Se han desarrollado estrategias en cuatro rubros, como la utilización de nueva tecnología para motores y nuevos combustibles, mayor eficiencia en las operaciones, mejora en la infraestructura y la medición constante de los avances, con el fin de que en 2020 se tenga un crecimiento neutro (o sea, el incremento tendencial se detenga) y para 2050 se reduzca la huella de carbono a los niveles del 2005.

Se estableció la iniciativa CORSIA (Esquema de Reducción y Eliminación de Carbono de la Aviación Internacional), que fue aprobada por la 39 Asamblea de OACI en 2016 y que en 2021 contará con 65 países voluntarios que son los responsables del 90% de los vuelos. Para 2026 el programa será obligatorio y su objetivo es reducir y al final, eliminar, la huella de carbono de los aviones en la atmósfera. Un tema interesante al cual darle seguimiento.

Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto.

raviles0829@gmail.com

Twitter: @charoaviles