Opinión

Badiraguato es un edén

Badiraguato es un edén

Badiraguato es un edén

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El Ejército mexicano ha tenido tres crisis relevantes en lo que va del sexenio de López Obrador: el rescate de Evo Morales, la captura en EU del general Cienfuegos y el fallido operativo contra Ovidio Guzmán.

Del primero emergió con banderas desplegadas. Ya se elabora un libro de la hazaña y el otro día Evo dijo que Ebrard le había salvado la vida. La captura del ex secretario de la Defensa por parte de la DEA lastimó la relación bilateral México-EU en materia de seguridad, que no volverá a ser la misma mientras la 4T sea gobierno. Hay que decir, sin meter las manos al fuego por nadie, que las presuntas pruebas presentadas por las autoridades gringas eran una vacilada.

El fallido operativo contra Ovidio es sin duda la crisis más nociva porque sigue vigente. Es un agravio abierto que supura. No sanará mientras el Ejército no lo recapture a él o a Iván Archivaldo. Claro que hubo errores en el diseño y ejecución del operativo, que se lanzó a partir de información enviada por la DEA ya que en México no había una acusación formal contra Ovidio, pero lo cierto es que en un momento dado Iván amenazó con enviar a sus pistoleros a asesinar a esposas e hijos de soldados. Nadie que vista verde olivo podrá olvidar esa afrenta.

En este contexto, con una herida que no cicatriza, al presidente López Obrador le da por socializar con el enemigo y ha lanzado el mensaje de que está interesado en tener una relación buena con los Guzmán Loera, comenzando por la abuela a la que trata con deferencia digna de mejor causa. Nadie puede explicarse por qué el presidente se niega a platicar con el poeta Javier Sicilia para cuidar, dice él, la investidura, y sí se toma fotos con la señora Loera. Es un absurdo colosal.

Es por todo esto que cada visita del presidente Badiraguato, la tierra del clan del Chapo, genera todo tipo de suspicacias y mucho más si se anuncia que no se invitará a la prensa. De manera automática surgen todo tipo de especulaciones. Algunas completamente extravagantes, como que organizará una carnita asada con los nietos de doña Consuelo para agradecerles el apoyo que le dieron a Morena en la elección del 6 de junio con secuestros e intimidaciones. Son chismes, al menos eso espero, pero circulan allá profusamente. En Sinaloa mucha gente da por hecho que hay un pacto.

El Cartel de Sinaloa ha hecho daño al país, generando violencia, promoviendo vicios. Ha asesinado policías, soldados y periodistas. No hay ninguna razón válida para hacerles guiños a sus líderes. Hay que atraparlos, presentarlos ante un juez y que asuman las consecuencias de sus actos.

Con lo que regresamos al principio. El fallido operativo contra Ovidio obligó a los integrantes del Gabinete de Seguridad a comparecer ante los medios para tratar de explicar lo inexplicable. Tropezaron. Meses después quedó claro que una orden presidencial fue la que detuvo la acción para evitar una masacre. Si fue por eso no hay nada que reprochar, pero el hecho real es que los hijos del Chapo y nietos de su abuela siguen libres, haciendo negocios, imponiendo condiciones, controlando poblaciones.

Es falso que el presidente tenga que ir a Badiraguato a supervisar el avance de los caminos, para eso están el titular de Comunicaciones, Don Jorge Arganis Díaz-Leal o el subsecretario Nuño, que pueden ir las veces que sea necesario hasta que el camino concluya. AMLO va porque le gusta ir.