El cambio de la política de Estados Unidos hacia Rusia -sospechosamente tibia y ambigua bajo el mandato del presidente saliente, Donald Trump- se nota ya, incluso antes de que asuma el poder el presidente electo, el demócrata Joe Biden. Ayer, su asesor de seguridad nacional, Jack Sullivan, se estrenó en el cargo e hizo evidente que las cosas van a cambiar, luego de que exigiera en términos duros la liberación del líder opositor ruso, Alexéi Navalni, encarcelado nada más llegar a Moscú en un vuelo procedente de Berlín, donde pasó cinco meses, recuperándose del atentado con veneno que sufrió en Siberia en agosto pasado.

"El señor Navalni debe ser liberado inmediatamente, y los responsables del inadmisible ataque contra su vida deben rendir cuentas", escribió Sullivan en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter. "Los ataques del Kremlin al señor Navalni no solo son una violación de derechos humanos, sino una afrenta al pueblo ruso, que quiere que se escuchen sus voces", agregó, mientras el todavía gobierno de EU guardaba silencio ante el caso.

Navalni -quien momentos antes de ser detenido declaró “esta es mi casa, no tengo miedo”- responsabilizó a finales de año al presidente Vladímir Putin de su envenenamiento, que se produjo con Novichok, un agente nervioso de la era soviética, con el que también fue envenenado un desertor ruso en Inglaterra, a manos de espías del gobierno de Putin.

La Unión Europea y Amnistía Internacional también exigieron a Rusia la liberación inmediata del político al que más teme el mandatario ruso. “El arresto de ayer de Navalni es una ofensa a la comunidad internacional, a Europa que ayudó a salvar su vida", declaró el Parlamento Europeo.