Opinión

Bioética y diversidad sexual

Bioética y diversidad sexual

Bioética y diversidad sexual

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Jorge Alberto Álvarez Díaz*

Aristóteles dice en la Ética a Nicómaco que todos los seres humanos tienden a la eudaimonía, que se ha traducido comúnmente por “felicidad”. El mayor bienestar humano, esa eudaimonía, constituye el objetivo de la filosofía práctica (ética y política). Parece ser que la historia corrobora una y otra vez que todos los seres humanos quieren ser felices.

Adela Cortina, filósofa española, considera que no hay un límite o un tope para ser feliz: eso lo determina cada quien. Si una persona es feliz ayudando a una persona a cruzar la calle, o si ayuda a una docena, o si se queda horas ayudando a cruzar… nadie tiene por qué determinar cuánto de esa actividad (o cualquier otra) le va a hacer feliz. A esto le llama “éticas de máximos”, ya que habría tantas éticas de máximos como seres humanos.

Sin embargo, para que cada quien pueda llevar a cabo su proyecto de vida feliz, es necesario que existan unos mínimos de justicia; sin esa justicia no es posible respetar los proyectos de felicidad individuales. A esto, Cortina le llama “ética de mínimos”, ya que se requiere de un mínimo de justicia para que se posibilite el resto de éticas. A un proyecto de vida feliz se invita (ver una serie los viernes, jugar futbol los sábados o ir a misa los domingos; a nada de esto se debe obligar a nadie). La justicia no es una invitación: la justicia es una exigencia. “Ética de mínimos” no quiere decir poco, quiere decir que si no se cumple con la justicia se cae por debajo de los mínimos de humanidad, se cae en inhumanidad.

Esto, que en términos generales le parece bien a mucha gente, tiene tropiezos cuando se habla de la sexualidad humana y de la diversidad sexual. La diversidad humana se aprecia en la diversidad de comportamientos, culturas, etc.; también en la diversidad de formas de vivir la sexualidad.

Hay diversidad de sexos (hombres, mujeres, estados intersexuales con hermafroditismos verdaderos, pesudohermafroditismos, etc.), diversidad de identidades y expresiones de género, etc. Cada ser humano tiene un proyecto de vida feliz con el disfrute de su sexualidad, que debería ser respetado en un marco de justicia. En los términos del párrafo anterior: para que puedan realizarse las éticas de máximos que representan los proyectos de vida feliz de cada persona con su sexualidad, deben respetarse con una ética de mínimos que se base en la justicia. Esos mínimos de justicia pueden relacionarse con el respeto a los derechos de las personas.

Las personas, todas, homosexuales, bisexuales, pansexuales, asexuales, antrosexuales, travestis, transgéneros, transexuales, hombres que tienen sexo con otros hombres, etc., tienen derechos que en justicia deben respetarse. Se les suele asignar nombres como “comunidad ­LGBTTTI” o de “diversidad sexual”, con fines de emancipación, de reivindicación política, etc. Pero no hay que olvidar que desde la ética en general, y la bioética en particular, tienen una dignidad que hace que merezcan respeto.

Formalmente, todos los seres humanos somos iguales, porque como personas tenemos dignidad; materialmente somos diferentes, y hay formas de vivir la sexualidad que históricamente se han prohibido tachando a las personas de enfermas o criminales, como mínimo, por tener comportamientos que no aprueban las “mayorías”. Aunque los seres humanos somos iguales formalmente, somos diferentes materialmente, y el primer derecho que debe respetarse en una ética de mínimos es el derecho a la diferencia, el derecho a la no discriminación.

La Asociación Mundial para la Salud Sexual (antes, Asociación Mundial de Sexología, o WAS por sus siglas en inglés) ha defendido que los derechos sexuales son derechos humanos que deben respetarse. La propuesta original incluía 11 derechos; actualmente se proponen 16. Con esto, queda claro nuevamente que la idea de los “mínimos” no significa “poco”: significa que deben ir creciendo paulatinamente para un trato más respetuoso, más humano, para que pueda considerarse justo. Estos derechos se enlistan a continuación:

1. El derecho a la igualdad y a la no-discriminación.

2. El derecho a la vida, libertad y seguridad de la persona.

3. El derecho a la autonomía e integridad del cuerpo.

4. El derecho a una vida libre de tortura, trato o pena crueles, inhumanos o degradantes.

5. El derecho a una vida libre de todas las formas de violencia y de coerción.

6. El derecho a la privacidad.

7. El derecho al grado máximo alcanzable de salud, incluyendo la salud sexual, que comprende experiencias sexuales placenteras, satisfactorias y seguras.

8. El derecho a gozar de los adelantos científicos y de los beneficios que de ellos resulten.

9. El derecho a la información.

10. El derecho a la educación y el derecho a la educación integral de la sexualidad.

11. El derecho a contraer, formar o disolver el matrimonio y otras formas similares de relaciones basadas en la equidad y el pleno y libre consentimiento.

12. El derecho a decidir tener hijos, el número y espaciamiento de los mismos, y a tener acceso a la información y los medios para lograrlo.

13. El derecho a la libertad de pensamiento, opinión y expresión.

14. El derecho a la libre asociación y reunión pacíficas.

15. El derecho a participar en la vida pública y política.

16. El derecho al acceso a la justicia y a la retribución y la indemnización.

(Puede encontrarse una breve explicación de ellos en el documento completo de la WAS en:

http://www.worldsexology.org/wp-content/uploads/2013/08/declaracion_derechos_sexuales_sep03_2014.pdf

El Museo Memoria y Tolerancia (MMyT) ha promovido muchas acciones en contra del abuso y la discriminación que han vivido varios grupos humanos. El año pasado tuvo una exposición para las celebraciones del mes de junio, el Mes del Orgullo. También ha incluido cada vez más actividades educativas en torno a la bioética; el mes pasado tuvo un curso sobre bioética con bastante aceptación. El próximo jueves 11 de julio, quien escribe este texto hablará de este tema, la bioética y la diversidad sexual, en un curso organizado en el MMyT por Ángel Alonso Salas. Esperemos poder establecer un diálogo sobre estos temas.

* Profesor-investigador del Departamento de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana y Miembro del Consejo de Bioética de la Ciudad

de México