Personal médico, padres y pacientes del Hospital J.M. de los Ríos, el principal hospital pediátrico público de Venezuela, protestaron este lunes a las afueras del centro asistencial tras conocerse la tercera muerte en la última semana de un niño que esperaba recibir trasplante de médula ósea.

Adriana Variano, madre de Mariana, una niña de cuatro años diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda, denunció que desde la semana pasada les han suspendido el tratamiento a los niños porque los aires acondicionados de la dependencia no funcionan.

“Todo el trabajo que se ha estado haciendo anteriormente no va a servir de nada, porque avanza el cáncer cada vez más”, se lamentó durante la protesta para exigir la entrada de la ayuda humanitaria bloqueada en la frontera por el régimen de Nicolás Maduro.

El domingo 26 de mayo falleció en este centro, de un paro respiratorio, Erick Altuve, de 11 años y con linfoma no Hodgkin; un día antes había muerto Yeiderbeth Requena, de ocho años. Anteriormente habían fallecido Giovanni Figuera de seis años (6 de mayo) y Robert Redondo de siete años (23 de mayo).

“Colapso de salud”. El presidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, Huníades Urbina, dijo que el gremio tiene “más de 10 o 12 años denunciando el deterioro progresivo que está sufriendo el hospital” y precisó que en el caso del J.M. de Los Ríos, servicios como rayos X tienen más de tres años sin operar, el tomógrafo no funciona hace cinco años y los laboratorios presentan una escasez de 80% de reactivos, esto último impide hacer los estudios para evitar que los pacientes puedan contraer gérmenes.

Dicha situación se repite en el resto de centros públicos en lo que calificó como “un colapso de salud”.

“Estamos asustados”. Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermería del Distrito Capital, dijo que el gremio que representa ha alertado sobre la emergencia humanitaria compleja en Venezuela desde 2014, año en que llegó al poder Maduro.

De haber contado con las condiciones hospitalarias óptimas, dijo, “hoy no estuviésemos llorando la muerte de cuatro niños y asustados por los que pudieran venir si no se hacen unas intervenciones a tiempo”.

Contreras lamentó que en Venezuela se dé “prioridad a comprar ametralladoras y uniformes para los militares” en vez de la adquisición de medicinas. “No queremos seguir viendo morir a más venezolanos porque no hay insumos”, insistió.