El sultanato de Brunéi empezará, a partir del 3 de abril, a ejecutar por lapidación a quienes sean declarados culpables de mantener relaciones homosexuales o de cometer adulterio.

El cambio en la ley es parte de una reforma del Código Penal aprobada en 2014 y que por fases adopta una versión extremista de la sharía (ley islámica).

La entrada en vigor de la última fase se publicó discretamente en la web del Fiscal General del país a finales de 2018, pero organizaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional, tratan de evitar que llegue a aplicarse.

La ONU también ha expresado varias veces, desde 2014, su preocupación por la deriva extremista del sultanato, de 450 mil habitantes.

Según la ONG The Brunei Project, la nueva ley también contempla amputar las manos de ladrones y ejecutar a quien renuncie al islam, en un país donde un tercio de la población no es musulmana.

Desde hace cinco años, tener hijos fuera del matrimonio, no rezar los viernes, “faltar al respeto” al islam o difundir religiones distintas ya es motivo de cárcel.