Cultura

Calaveras eróticas en Mixquic

Como parte de los festejos por el Día de Muertos, en el Museo de San Andrés Mixquic se inauguró la exposición “Kasasién animará: Se les paró el corazón”, del artista Filogonio Naxín.

Calaveras eróticas en Mixquic

Calaveras eróticas en Mixquic

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Como parte de los festejos por el Día de Muertos, en el Museo de San Andrés Mixquic se inauguró la exposición “Kasasién animará: Se les paró el corazón”, del artista Filogonio Naxín. El ejercicio plástico del mazateco combina diversas técnicas, entre acuarela, collage y grabado para dar vida y erotismo a sus calaveras de cuello estirado, que se han vuelto en un sello dentro de su vasta obra.

Recortes de El Libro Vaquero y otras publicaciones que emplean la picardía popular se han fusionado con las calacas, el lenguaje y la cosmovisión mazateca para lograr una narrativa estética. El artista se ha apropiado de ésta a través del grabado, del cual han derivado piezas que se exponen por primera vez en Mixquic, en la Alcaldía Tláhuac.

El ensayista y crítico literario Juan José Reyes plantea, a través del texto curatorial, que “Filogonio sigue la más pura línea de la tradición mexicana, que parecía haber llegado a su cúspide con la obra del maestro José Guadalupe Posada. Pero Filogonio Naxín rebasa esa línea. Su arte es pura transgresión, juguetón atrevimiento, imaginativa audacia”. En esta muestra, la muerte se divierte, juega, se entrega al placer y al amor.

Con su particular enfoque, el artista plástico busca con esta exposición abordar temas populares como la tradición mexicana de la fiesta de muertos y el erotismo que existe en todas las culturas.

“Filogonio Naxín juega con, entre la muerte. Lo hace con una sorpresiva maestría, con la ligereza que requiere cosa tan seria. Lo hace con una sonrisa, y con la seriedad del artista que sabe bien lo que tiene delante de su mirada lúdica y entre manos. Sigue la más pura línea de la tradición mexicana, que parecía haber llegado a su cúspide con la obra del maestro José Guadalupe Posada”, escribe Juan José Reyes.