Opinión

Calificadoras ¿Víctimas o villanas?

Calificadoras ¿Víctimas o villanas?

Calificadoras ¿Víctimas o villanas?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hace apenas unos años, para la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) fue un triunfo alcanzar una regulación mínima para las agencias calificadoras. La gran conquista de las autoridades bursátiles en este sector fue intervenir en la autorización de estas entidades especializadas en la evaluación de riesgo crediticio.

Otro de los avances fue la obligatoriedad de que las estructuras administrativas y financieras de las agencias calificadoras contaran con una muralla china frente a las áreas de análisis. En otras palabras, que los ejecutivos que cobran los servicios de las calificadoras no tengan influencia ni relación alguna con los analistas que emiten las valuaciones o ajustan las calificaciones. La gran crítica hacia este negocio financiero ha sido el hecho de que los  calificadores enfrentan un claro conflicto de interés porque es el emisor quien paga los servicios de la calificadora y no los inversionistas.

Así, el gobierno federal a través de la Secretaría de Hacienda, de Pemex, de la Comisión Federal de Electricidad, son los clientes de estas calificadoras. Así que tienen un panorama complejo.

Las calificadoras no son  un negocio menor. Por sólo mencionar algunos de los clientes de las calificadoras, se encuentran decenas de compañías que realizan emisiones de deuda de mediano y largo plazo. Además, las agencias califican la deuda de los estados así como las emisiones que realiza el gobierno federal y sus entidades.

En México, además, sí se busca obtener una buena tasa en los mercados de valores, entonces la calificación tendrá, forzosamente, que provenir de los escritorios de los analistas de Moody´s, Standard & Poor´s (S&P) o Fitch Ratings, sin importar que las grandes  evaluadoras del riesgo en los mercados internacionales llegaron a ubicarse  en el ojo del huracán después de varios descalabros en su historia reciente.

Los legisladores del Partido Morena buscaban que la CNBV aumentara su capacidad de normatividad al revocar las autorizaciones de calificadoras para operar en México en caso de que con sus opiniones y recomendaciones pongan en riesgo la estabilidad económica del país.  La posibilidad de que una legislación inédita en el mundo contravenga el poder que, hasta ahora, han tenido las calificadoras, hizo que muchos analistas descalificaran la propuesta y que tacharan de ignorantes a los representantes del partido en el poder. Al final, la propuesta se descartó como aquella que el Partido del Trabajo presentó para usar las reservas internacionales del Banco de México. Impensable.

Las calificadoras tienen episodios contradictorios pero sólo hacen su trabajo en medio de un indeseable conflicto de interés. Por cierto, precisamente, en este primer trimestre tuvo que definirse el contrato de prestación de servicios por calificación de deuda entre las agencias calificadoras y el gobierno mexicano.

Hace ocho años escribí sobre  los análisis fallidos y sus tardías alerta en medio de la estrepitosa caída de Enron, los descalabros de la multinacional Parmalat, la crisis de las hipotecas subprime. Esas fallas permitieron que el cambio en la perspectiva de la deuda de Estados Unidos en 2011 se transformara en una decisión llena de críticas. ¿Quién se creía el director de S&P (de origen indio) para atreverse a dudar de la capacidad de pago de Estados Unidos? Algo parecido viven las calificadoras en México frente al poder político.

Televisa, un rally continuado

Con un precio estimado y  promedio de 21.25 dólares al cierre del año, el consenso de analistas en Wall Street espera que los títulos de Televisa sigan subiendo luego de que durante febrero la compra de acciones del grupo mexicana vivió un verdadero rally. A diferencia de otras acciones de grupos mexicanos, los títulos de Televisa viven una interesante bursatilidad que no se recuerda desde aquella época dorada de generaciones y generaciones de emisiones de ADR´s. Vitro, Cydsa, Gidusa, AHMSA y hasta Iusacell colocaron acciones en los mercados estadunidenses porque México estaba de moda. Sin embargo, luego vinieron las crisis de pagos y muchas de esas emisiones se deslistaron y hasta formaron parte de suspensiones de pagos (cuando la ley lo permitía). Televisa no entró en ese supuesto porque en todo momento cumplió con sus inversionistas que siguen considerándola en los principales portafolios de inversión. Después de un primer trimestre de recomendaciones unánimes de compra, algunas corredurías (que sólo piensan en sus clientes) están cambiando sus recomendaciones de “Buy” a “Hold”. En otras palabras, les piden esperar antes de seguir comprando. Cuestión de enfoques y quienes compran acciones observan la rentabilidad más allá de la ideología.

claudiavillegas@revistafortuna.com.mx
Twitter: @LaVillegas1