El expresidente panameño Ricardo Martinelli salió este miércoles de la cárcel en la que estuvo un año y pasó a un arresto domiciliario pendiente de apelaciones tanto de la Fiscalía, que alega peligro de fuga, como la propia defensa, que busca su libertad.

Martinelli se encuentra a la espera de ser juzgado por cargos de espionaje político a sus oponentes mientras era mandatario, y por peculado, y ahora tiene prohibido salir de Panamá. Además, se le prohíbe dar declaraciones a medios de comunicación.

Desde el 11 de junio de 2018, Martinelli, de 67 años, y quien gobernó entre 2009 y 2014, se encontraba en el penal El Renacer, y llegó ayer temprano a su casa tras aprobarse el cambio de régimen penitenciario en la madrugada.

El exmandatario había ingresado en la cárcel de mínima seguridad después de que Estados Unidos lo extraditara, esto después de pasar otro año en una cárcel federal mientras peleaba para que no le entregaran a su país.

La Fiscalía pide 21 años de cárcel para Martinelli por el caso conocido como Pinchazos, en el que se acusa al político de haber ordenado escuchas telefónicas ilegales a sus rivales políticos durante su mandato.

El expresidente se fue de Panamá el 28 de enero de 2015, el mismo día que el Tribunal Supremo del país abrió la primera de cerca de una decena de causas en su contra, alegando una “persecución política” liderada por su sucesor en el poder y antiguo vicepresidente y canciller, Juan Carlos Varela.

Las apelaciones tanto de la Fiscalía como de la defensa por el arresto domiciliario de Martinelli se resolverán este viernes.

Para el experto constitucionalista Ernesto Cedeño, el tribunal de juicio ha actuado en “cumplimento de unas garantías procesales” establecidas en el sistema judicial panameño.