Opinión

C.C.P. Arturo Herrera Gutiérrez Secretario de Hacienda y Crédito Público

C.C.P. Arturo Herrera Gutiérrez Secretario de Hacienda y Crédito Público

C.C.P. Arturo Herrera Gutiérrez Secretario de Hacienda y Crédito Público

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Las expectativas parecen seguir a la baja con respecto al crecimiento económico de nuestro país. A principios de esta semana, Citibanamex pronosticó que el 2019 cerrará con un crecimiento marginal de 0.2%. Así, el indicador por excelencia de crecimiento, el PIB, estará cercano a cero, pero el gobierno federal no está pasivo y ha tomado cartas en el asunto con políticas de gasto, mientras que Banxico está respaldando estas acciones, sin renunciar a su objetivo inflacionario, al bajar la tasa de referencia.

Mientras tanto, AMLO nos recuerda otro indicador, uno ignorado por décadas, la desigualdad, factor fundamental para explicar problemas sociales, de seguridad y por supuesto de los económicos. Es un hecho que somos un país con profundas desigualdades, y aunque el crecimiento es fundamental también lo es que este no sea en beneficio de pocos, así jamás pasará algo que tanto hemos añorado, el fortalecimiento del mercado interno

Conforme cierra el año tenemos la certeza que no será uno de pujanza económica. Bancos, centros de investigación económica y otros actores en el sector financiero han recalculado sus pronósticos y creceremos apenas por encima del cero. Al respecto, el gobierno federal ha anunciado medidas al más puro estilo keynesiano, anunciando un paquete de gasto por 485 mil millones de pesos, así como también estimulando el consumo con 1.2 millones de créditos.

Siendo el presidente de la República un político que cree en la austeridad gubernamental, el gasto ha venido a la baja, tanto el corriente, vía la eliminación de puestos, como la contratación de servicios para beneficio personal de la alta burocracia que llegó a caer en excesos.

Mientras tanto la Secretaría de Hacienda aprieta en las adquisiciones públicas y mantiene un principio de no endeudarse, disciplina que sin duda gusta a los organismos internacionales como el FMI.

A la par, y aunque el Banco de México tiene el mandato legal único de conservar el valor adquisitivo del peso, lo cierto es que esto no quiere decir que no puedan actuar para empujar la inversión o desincentivar el ahorro ocioso, vía la herramienta más poderosa que tiene todo banco central, la tasa de referencia. La Junta de Gobierno, al no identificar presiones inflacionarias, sin duda estará haciendo más atractiva la contratación de créditos para inversión empresarial y también para el consumo de autos, casas o créditos de liquidez, toda vez que la banca ya empieza a ajustar sus tasas de interés a la baja.

Por supuesto hay tareas de fondo, sin las que será difícil poner a la economía mexicana a operar al máximo de sus potencialidades.

El combate eficiente a la delincuencia es necesario. La presencia del crimen organizado en diversas actividades económicas y la falta de autoridad en ciertas regiones del país sin duda inhibe la inversión y por supuesto el consumo.

Si los negocios pagan impuestos y piso, difícilmente podrán sostenerse y mantener los empleos que hoy generan, lo que al final impacta a todo y genera aún más caldo de cultivo para mayor involucramiento en actividades ilícitas.

Lo que no puede negarse es que traer a la mesa el factor desigualdad era un tema necesario en el debate nacional.

El PIB no mide ese elemento, tan importante para el desarrollo de un país cuyas grandes problemáticas sin duda están vinculadas a ese enorme abismo económico entre la población y lo complejo que es tener movilidad social en las actuales condiciones. El PIB es importante, pero abatir la desigualdad es vital.