Opinión

C.C.P. Juan Ramón de la Fuente, Embajador de México ante la ONU

C.C.P. Juan Ramón de  la Fuente, Embajador  de México ante la ONU

C.C.P. Juan Ramón de la Fuente, Embajador de México ante la ONU

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Las coyunturas en la vida y por supuesto en la política siempre existirán, momentos determinantes donde los gobiernos y sus funcionarios necesitan estar lo mejor preparados para afrontarlos. Bien manejados, aún los momentos más complejos, pueden resultar en un parteaguas de consolidación y crecimiento. Esta es quizá la situación que vive México en materia de relaciones exteriores, la firma del T-MEC, la presidencia de la CELAC, el enfrentamiento diplomático con Bolivia y ahora la posibilidad de regresar al Consejo de Seguridad de la ONU, hacen que hoy, como hace mucho no sucedía, México pueda consolidar una política internacional sólida y con rumbo.

Por lo que toca a las negociaciones comerciales, la actual administración fue exitosa al acelerar la ratificación de la Cámara de Representantes y la inminente aprobación en el Senado norteamericano donde esta semana ya fue aprobado en comisiones. El Presidente mismo hizo labores de cabildeo recibiendo congresistas en nuestro país, mientras que la Secretaría de Relaciones Exteriores hacía su trabajo en Washington y otros lugares clave en Estados Unidos.

Pero mientras se afinaban los últimos detalles para llegar a los acuerdos del T-MEC, otros importantes temas diplomáticos se desarrollaban en paralelo. El otorgamiento de asilo a Evo Morales y el consecuente conflicto con el gobierno interino de Bolivia que aún está desarrollándose. En otra vía México ha tomado ya la presidencia de la CELAC, desde donde tendrá este año el liderazgo formal de este organismo de concertación política en una región que siempre ha sido compleja y donde México había perdido liderazgo.

Pero otro reto de grandes dimensiones en la presencia de México en el concierto de la comunidad internacional está por definirse en junio, su probable regreso al Consejo Nacional de Seguridad de la ONU. Se trata del organo más influyente de la Organización, particularmente en momentos de conflictos bélicos entre los países miembros. El consejo de Seguridad está integrado, hasta hoy, por 5 miembros permamentes y 10 asientos no permanentes, de entre todos ellos puede ser electo su presidente y las decisiones de este colegiado son obligatorias para los países miembros de la ONU. Este Consejo renovará a mediados de este año a cinco de sus miembros no permanentes para el periodo de 2021 y 2022, siendo nuestro país un fuerte candidato. Este órgano puede imponer embargos, sanciones económicas e incluso autorizar el uso de la fuerza, aunque privilegiará en todo momento la paz.

La llegada de México al Consejo de Seguridad es sin duda una gran oportunidad para retomar el papel que nuestro país como un mediador internacional. La vocación pacifista y no intervencionista del presidente Andrés Manuel López Obrador, criticada por algunos en lo interno, sería un gran referente en momentos donde la ONU requiere refrendar su rol de ser la gran instancia pacificadora.

Los recientes actos de guerra entre Estados Unidos e Irán, las reacciones de otros países de la región, y el natural involucramiento de Canadá por las 63 víctimas del avión comercial que se especula hubiera sido derribado por un misil iraní, hacen que el gran foro de las naciones, constituido en 1945 prenda los focos amarillos ante una potencial escalada en las hostilidades que al momento parece estar contenida pero colgada con alfileres. El nuevo protagonismo que podría adquirir México en el plano internacional le vendría bien, es un reto, que bien aprovechado, abre puertas, genera nuevos espacios de influencia que pueden traducirse con habilidad en cosas positivas para el país.

maximilianogarciap@gmail.com

Twitter: @maximilianogp