Opinión

C.C.P. Julio Santaella Castell, Presidente del INEGI

C.C.P. Julio Santaella Castell, Presidente del INEGI

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

¿Creceremos al 1 por ciento? ¿Podremos acercarnos al 1.5 por ciento como algún banco extranjero ha pronosticado? ¿O existen posibilidades reales de que el brinco sea más alto con la dosis de inversión pública y privada correcta? ¿Será el T-MEC un gran detonante o sólo un calmante para los nerviosos inversionistas? Sin duda nuestro país y sobre todo los mexicanos estamos esperanzados que el 2020 sea un buen año, pero no debemos perder de vista la necesidad de que el crecimiento sea bien distribuido como un elemento indispensable de generar las bases de un verdadero crecimiento sostenido.

La nota del decrecimiento marginal de la economía en el 2019, definitivamente no fue una buena noticia, aunque el dato ha sido “refriteado” muchísimo para ser algo que sabemos desde principios de diciembre. Por supuesto que el estado ideal de una nación es el de pujanza, donde haya inversión, consumo, gasto público y en el que el valor de las exportaciones superen el de las importaciones. El año pasado no fue ese año, no crecer sin duda nos alerta que algo está fallando dentro de los componentes que estimulan la economía del país.

Pero estamos ya en el 2020, año en el que al menos parece haber ya mayor claridad de qué fue lo que falló en el 2019. Se señala recurrentemente que no se generó confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros, que no estaban recibiendo las señales adecuadas o no estaban entendiendo las que les mandaban. Aunque los grandes empresarios nacionales hicieron varios pronunciamientos donde se comprometían a meter dinero en diversos proyectos privados en el país esto no sucedió, lo que pudiera ser entendible desde la perspectiva de los hombres de negocios no vieron condiciones.

Sin embargo la falta de inversión privada era sólo un factor que no permitía despegar, también el gasto de gobierno, que al parecer más que no saber como inyectar el dinero, no le gustaba, entre otras cosas, la forma como se estaba comprando en administraciones anteriores. Es evidente que algo venía mal desde hace ya varios sexenios, los ganadores de siempre a costillas de muchos mexicanos y nuestros impuestos, que terminaban transferidos hacia las manos de los que más tienen, en detrimento de todos, particularmente de los que poco o nada poseen.

La expectativa para este año es que el gobierno gaste y que gaste mejor, ahí tiene un gran reto, a la vez que los efectos del combate a la corrupción puedan ser tangibles, se pueda hacer más con lo mismo o incluso con menos. Por otro lado pareciera que ahora sí los empresarios nacionales van en serio y que a los extranjeros se les acabó la incertidumbre de cuándo y en qué términos sería aprobado el T-MEC, sin que sea la panacea pero generando hoy ya mayor certeza de las reglas del juego del comercio exterior en este importante bloque comercial de Norteamérica.

Y al final, la insistencia del Presidente, que tiene otros datos, pero unos que a todos nos debería ocupar, el dato de la gran inequidad en la distribución de la riqueza, aún en los momentos de crecimiento, donde no se ha logrado un avance en ese tema, punto. Es en el combate a la pobreza donde hay pésimos resultados desde hace décadas, y que jamás está en las primeras planas ni en el FMI, ni en las calificadoras, ni en las pláticas empresariales. Ese dato, junto con el del crecimiento, deben ir de la mano y ocuparnos a todos.

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