Opinión

C.C.P. Luisa María Alcalde Luján, Secretaria del Trabajo

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

¿Quién no disfruta un buen puente vacacional? El cuerpo, pero sobre todo la mente, lo agradece; también quizá, al ser oficiales y anunciados al empezar el año, se facilite la planeación familiar y financiera para salir a vacacionar, sin embargo hay una propuesta presidencial para eliminarlos, lo que, dicen, podría afectar la derrama turística con la potencial eliminación de tres fines de semanas largos, sin que al momento nadie haya propuesto alguna alternativa, no sólo para que no se pierdan estos fines de semana largos sino que incluso se incrementen.

Es cierto que los mexicanos gozamos de pocas vacaciones, pero por alguna razón nos hemos hecho alguna fama de flojos, que al menos en relación con las horas laboradas promedio nada indica que lo seamos. México es, de acuerdo con algunas estadísticas, el país con menos días festivos que ameritan asueto, incluso con respecto a los periodos vacacionales somos de los que menos disfrutamos días de descanso. Trabajadores somos, pero no necesariamente productivos ni eficientes en esas horas laboradas, indicadores en los que debemos empeñarnos en ser más competitivos y quizá, por qué no, empezar a tener más horas o días de descanso.

El llamado presidencial a eliminar los puentes no está dirigido en sí mismo a acabar con los días de descanso de los mexicanos, aunque en principio algunos pudieran verlo de esa manera, sino que su fondo tiene que ver con conservar valores cívicos, institucionales e históricos que esos días festivos conmemoran. Es cierto, muchas personas, particularmente los jóvenes y menores de edad, sólo saben que viene puente, pero no la razón histórica que dio origen al este. Sin duda hubo una distorsión, aunque a ésta se le encontró un factor positivo, la derrama económica.

Los días conmemorativos combinados con el asueto tienen su historia, recordaré algunas. Por muchos años el informe presidencial fue día obligado de descanso laboral, bajo la lógica de que los mexicanos debíamos verlo, lo que sin duda debía ser una buena práctica cívico-política de los mexicanos, pero los maratónicos discursos, algunos de hasta 6 horas, hicieron insoportable estar atentos, aun queriendo. Finalmente se eliminó el descanso obligatorio ya que además se dejó de rendir el informe ante el Congreso.

Tenemos por otro lado recuerdos muy lamentables como el del presidente Vicente Fox, quien en su sexenio abandonó la tradición de conmemorar el 5 de febrero en el Teatro de la República de la Ciudad de Querétaro, cuna de la constitución que había jurado cumplir y hacer cumplir. Todos festejaban el asueto, pero ni el presidente conmemoraba el día con el protocolo y la tradición.

¿Cómo queremos ver la propuesta de AMLO? ¿Como la eliminación de los puentes o como un planteamiento para tratar de retomar una conmemoración que debe recordarnos días claves en nuestra la historia? Si se retoma que el día no laboral sea el mismo que el de la efeméride habría sin duda otras opciones para no perder fines de semana largos. Una es el aprovechamiento de la tecnología para que se acorten las semanas laborales, si no todas algunas, en sector público o privado, de acuerdo con la empresa o al gobierno. Así sucede ya en algunos países donde además encuentran ahorros en energía y disminuye tráfico. Sin tanto drama, así como copiamos poner en lunes los días de asueto, podemos tomar otras prácticas que tienen iguales o más beneficios para las ciudades, su economía, sus ahorros y su medio ambiente. Cuestión de hacer políticas públicas.

Twitter: @AMaximilianoGP
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