Opinión

CCP Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados

CCP Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Se aprobó la creación de la Guardia Nacional, cuya minuta venía del Senado, la cual será la institución en la que descansará la estrategia del gobierno federal para combatir a la delincuencia organizada. Los expertos la critican, pero se quedan muy cortos tratando de proponer alternativas. Pareciera así que, por lo que toca a los partidos de oposición representados en el Congreso Federal, la Guardia cuenta con su aval, incluso con su paternidad, por lo menos al día de hoy, pero quizá mañana podrían dejarla huérfana.

No hay duda que, para el presidente López Obrador, este nuevo cuerpo es el pilar de su estrategia para prevenir el delito y preservar la seguridad en todo el país, como lo detalla el Plan Nacional de Paz y Seguridad. Sin embargo, en la propuesta original, esta Guardia estaría encabezada por oficiales de las Fuerzas Armadas, acompañados por un gabinete de seguridad. Al final esto no prevaleció.

El planteamiento de un mando militar generó que las posiciones se polarizaran, no sólo entre Morena y sus aliados electorales con el resto de los partidos, sino que también con las distintas asociaciones civiles que se manifestaron en contra de la militarización de la Guardia y revirando con la posibilidad de que fuera un civil quien la encabezara.

Se logró finalmente un consenso en torno a un mando civil, que podrá tener como alternativa un militar pero en retiro, estableciendo también un plazo para que este cuerpo de combate al delito tenga la estructura y capacidades suficientes para que en cinco años pueda regresar al Ejército a los cuarteles, lo que en realidad sólo pasará si las circunstancias lo permiten.

Sin embargo la Guardia Nacional volverá a ser materia de enfrentamiento entre quienes lo aprobaron. Hoy todos quieren sacar raja política de la votación unánime. La oposición dirá que fue responsable y que no dice a todo que no, sino que regula y sirve de contrapeso contra las propuestas del poderoso Ejecutivo. Sin embargo, otras negociaciones habrá habido debajo de la mesa y que pueden tener que ver con los nombramientos que requieren las dos terceras partes de los votos y que ningún partido tiene por sí mismo, particularmente en el Senado.

Los partidos opositores han respaldado la creación de la Guardia, pero eventualmente podrían intentar deslindarse de la misma. A la medalla de la semana pasada habrá que sacarle jugo, pero quienes coyunturalmente apoyaron la propuesta presidencial estarán al pendiente de los resultados de la operación de este nuevo cuerpo de seguridad nacional, del que habrán de señalar cada resbalón y llevarlo a la arena electoral en las elecciones de 2021, donde se eligen 13 gobernadores y se pondrá a consideración si debe continuar AMLO.

Si los indicadores de seguridad no mejoran de manera sustancial, la oposición dirá que, a pesar de su buena voluntad y de la confianza que le dieron al Presidente para implementar su estrategia, ésta no rindió los resultados deseados. La paternidad de la Guardia Nacional de tipo civil que hoy todos pelean, podría ser huérfana mañana. Si las condiciones de seguridad mejoran, lo cual todos deberíamos desear, el mérito será entonces para una sola persona, el Presidente, y eso, así de mezquino como suena, no es lo ideal para todos, en la lucha por el poder que requiere siempre de señalar culpables.

maximilianogarcia@gmail.com@maximilianogp