Opinión

Chilangolandia: Construcción, medio ambiente y nuevo régimen

Chilangolandia: Construcción, medio ambiente y nuevo régimen

Chilangolandia: Construcción, medio ambiente y nuevo régimen

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El Gobierno de la Ciudad de México está en una encrucijada que no se puede tapar con un dedo, y menos después de estos incendios y soles de fuego que pusieron nuestro frágil equilibrio ambiental en contingencias improvisadas para las que no había un protocolo de actuación.

De acuerdo con lo dicho por la Jefa de Gobierno, esta falta de protocolo obedece a que durante la gestión mancerista no hicieron su chamba, no me extraña, después de la malísima gestión que padecimos. La imagen de Tanya Müller pegada al teléfono mientras vecinos de Santa Úrsula Xitla exponíamos severos problemas ambientales me sigue causando entre risa, pena ajena y tristeza. Pero eso es pasado, y como dice el inmortal Perogrullo, ya pasó. Eso sí, no hay que dejar de sancionar a los responsables, si recursos etiquetados para ese u otros planes se desviaron para causas diferentes o incluso hacia algunos bolsillos de los nuevos ricos que produjo la burbuja inmobiliaria.

Lo cierto es que la falta de protocolos, el desorden que dejaron y la desaparición de expedientes es conveniente para que la #ObraChueca siga su destructivo curso, mientras los grandes planes que nos salvarán de estas pequeñas “contingencias” se hacen al ritmo conveniente. Moratoria, sí, ¡pero para los constructores! De ese tamaño es el problema y eso es en tiempo presente.

Tampoco es posible soslayar que muchos operadores de la administración omisa o cómplice que abarcaba una amplia estructura de soplones, especialistas en manipular movimientos de organización ciudadana y desde luego funcionarios de varios rangos, permanecen o fueron rotados en puestos del Gobierno de la Ciudad de México ganado por Morena, al igual que en alcaldías, curules y en instancias de decisión judicial que tuvieron y tienen un marcado favoritismo hacia el #cartelinmobiliario, como el caso de la gasolinera ilegal en el pueblo de San Pedro Mártir. En este asunto la ciudadanía chilanga y buena parte de la militancia de Morena siempre ha sido muy crítica.

Ahora bien, el caso específico de la falta de protocolo ante una contingencia ambiental como la padecida, es algo que no debió tomar por sorpresa al actual gobierno. Por el contrario, es un fenómeno que debió primero anticiparse (porque ya sucedió) y en consecuencia ofertarse como un plan de Morena listo para entrar en acción si ganaban las elecciones, como estaba más que previsto que lo harían.

El cinismo de la #corrupcioninmobiliaria es tal, que algunos colegas sostienen que, de no regularse todo lo que se hizo a la mala —es decir, de no continuar las obras que se “gestionaron” sin estudios serios de impacto ambiental, mitigación de daños, niveles de altura máxima—, las obras que comenzaron sin falta de consulta, mediante tala salvaje de árboles, permisos extemporáneos, falsos, inexistentes o gestionados en “ventanillas únicas” heredadas como en Álvaro Obregón, estaríamos frente a un freno inmobiliario. ¿Así o más cínico?

Aunado a lo anterior, hay nuevos casos que están por fortuna saliendo a la luz porque ya no estamos en los tiempos de la opacidad informativa. Desde luego que este escenario coloca a la Jefa de Gobierno en una encrucijada que puede abonar a su favor u operar en su contra.

Opción A: Seguir el modelo de las dos últimas administraciones, es decir hacer como que no ve o promover medidas para que los “desarrolladores” se vayan por la libre como la tristemente célebre Norma 26 sobre la que no hubo ninguna sanción en miles de casos; u:

Opción B: Meterle turbo al cambio y a la erradicación de actos corruptos mediante mecanismos ágiles que comprendan la atención de las redes ciudadanas, la protección contra ciudadanos que se ven amenazados o incluso criminalizados por denunciar, agilizar las denuncias que siguen llegando a las dependencias de gobierno y sobre todo ser implacables con los coyotes de cualquier pelaje que se empeñan en un modelo de crecimiento urbano que está en absoluta crisis no sólo por la corrupción que le es inherente, sino porque ya se nos agotaron los recursos y ya ha puesto varias veces en crisis la viabilidad de esta hermosa ciudad que todos queremos y que definitivamente tiene que crecer de otra manera y por otros caminos más sustentables como los propuestos por Suma Urbana y una gran cantidad de organizaciones y colectivos que estamos trabajando en lo mismo.

De ese tamaño es el reto y las ventanas de oportunidad que tiene ese partido en la ciudad.

Por ejemplo: Si no hay empleos para taladores de árboles, entonces que se involucre a esa fuerza de trabajo en ayudar a sembrar lo que en minutos destruyen a veces por órdenes directas y otras por una módica lana, alentando, además, perniciosos negocios derivados.

Por ejemplo: Evitar a toda costa que, desde instancias gubernamentales, se catalogue el activismo vecinal que cuida nuestro patrimonio histórico, ambiental y civil con términos despectivos como vecinocracia. ¿Qué es eso?

Por ejemplo: Cero tolerancia a las arbitrariedades de los vehículos ambientales que casi nunca ven las chimeneas ambulantes de alto tonelaje, sin placas, que circulan por la ciudad, pues por lo regular sus responsables están ocupados en tratar de extorsionar a autos modestos y en regla.

La ciudad tiene que cambiar y la sinergia ciudadana en la que hay profesionistas, empresarios y vecinos que conocen su entorno, tiene que ser aprovechada por el partido que obtuvo el voto mayoritario.

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En la cuenta @cvsux integrantes de la comunidad de Santa Úrsula Xitla emitieron su segundo boletín de prensa. En éste se expone uno, de los múltiples casos, que pueden detenerse y deben estar bajo constante vigilancia si hay voluntad política de transitar hacia otro modelo de ciudad.

dgfuentes@gmail.com