Cultura

Chimalli, el escudo mexica que cruzó dos veces el Océano Atlántico

Las investigadoras Laura Filloy Nadal, María Olvido Moreno Guzmán y el historiador Salvador Rueda Smithers contarán su historia en El Colegio Nacional. Maximiliano lo repatrió en 1866

Las investigadoras Laura Filloy Nadal, María Olvido Moreno Guzmán y el historiador Salvador Rueda Smithers contarán su historia en El Colegio Nacional. Maximiliano lo repatrió en 1866

Chimalli, el escudo mexica que cruzó dos veces el Océano Atlántico

Chimalli, el escudo mexica que cruzó dos veces el Océano Atlántico

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La historia del cuexyo chimalli, un escudo hecho con plumas y piel de ocelote durante los últimos años del imperio mexica, es decir, anterior a la Conquista, en los años del reinado de Moctezuma II, se narrará el próximo miércoles 28 de agosto a las 18:00 horas en El Colegio Nacional por las investigadoras Laura Filloy Nadal, María Olvido Moreno Guzmán y el historiador Salvador Rueda Smithers.

“Es la única pieza de arte plumario mesoamericana que cruzó dos veces el Atlántico. Salió del territorio mesoamericano en los primeros años del contacto con Europa, muy posiblemente antes de la Conquista, quizá en el primer envío que hizo Hernán Cortés al emperador Carlos V, y regresó al país en enero de 1866 por gestiones de Maximiliano de Habsburgo”, comenta la restauradora María Olvido Moreno Guzmán.

Al respecto, Laura Filloy, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), indicó que la importancia del chimalli es ser uno de los cuatro escudos ornamentados que se conservan en el mundo: uno se conserva en el Museo del Mundo de Viena, Austria, y dos más en el Museo Estatal de Württemberg en Stuttgart, Alemania.

El chimalli que se abordará en la ponencia Chimalli. Tesoro de Moctezuma en Chapultepec (y que forma parte del ciclo de conferencias La arqueología hoy que coordina Leonardo López Luján), se resguarda en el Castillo de Chapultepec.

“El chimalli es un objeto que se ha convertido en parte de la iconografía de lo que relacionamos con la mexicanidad porque regresó a México y porque durante un tiempo, en los primeros inventarios de Europa, se le llamó el escudo de Moctezuma”, detalla Moreno Guzmán.

La restauradora añade que otro punto importante del chimalli es su superficie hecha con piel manchada.

“Por eso durante mucho tiempo se le llamó chimalli del jaguar, pero hoy gracias a los análisis científicos sabemos que no se trata de jaguar sino de piel de ocelote”, detalla.

Otros elementos que resalta Moreno Guzmán son cuatro lunas que forman parte de la iconografía del escudo, las cuales estuvieron decoradas con láminas de oro, elemento por el que recibe el nombre en náhuatl: cuexyo chimalli o escudo huasteco.

“Además, está elaborado por plumas de aves preciosas entre las que destacan: cotinga, quetzal y platalea. Otra singularidad radica en que su manufactura es muy fina, los nudos están hechos con singular precisión, tiene 26 mil 400 plumas, pelo conejo teñido con cochinilla y pesa un kilogramo”, indica.

¿Se conoce la fecha en que fue hecho este chimalli?, se le pregunta a Laura Filloy. “No tenemos una fecha precisa porque no se hizo un análisis de datación, pero sabemos que se elaboró en el último periodo anterior a la Conquista, durante el esplendor del imperio mexica durante el reinado de Moctezuma II”, responde.

La restauradora comenta que desafortunadamente desconocen en qué tipo de taller se realizó el escudo porque arqueológicamente no se ha recuperado ningún taller ni área donde se produjeran estos objetos.

“Pero  por la fineza de los materiales y por la calidad técnica que presenta, es claro que se hizo en un taller que estuvo asociado al taller real de la corte de Moctezuma”, señala.

NUEVOS ESTUDIOS. El cuexyo chimalli no fue un escudo para su uso en batallas, sino que es un escudo insignia de los gobernantes o los jefes guerreros, por lo que actualmente Laura Filloy y María Olvido Moreno coordinan la investigación sobre la resistencia de este objeto.

“Estamos trabajando en la ENAH, en el Laboratorio de arqueología experimental, con un alumno que está haciendo la réplica del soporte del chimalli (dos esteras acopladas en dos capas) y aplicará algunas armas y proyectiles sobre sus modelos para a medir la resistencia, la flexibilidad, la penetración y el punto de quiebre”, detalla Moreno García.

En los próximos meses, se publicará el libro Chimalli. Tesoro de Moctezuma en Chapultepec en donde se mostrará el trabajo de restauración hecho al escudo y se comparará su manufactura con los otros tres escudos de arte plumario.

“Reunir información y hacer comparativas nos ha permitido hacer un catálogo de las distintas técnicas que utilizaban los plumajeros en un mismo periodo para hacer estos objetos: los dos de Stuttgart que trabajó Melanie Korn, el de Austria que trabajó Renée Riedler y el que nosotras trabajamos”, destaca Filloy.

Un análisis de ese trabajo, añade, es que muchos de los escudos utilizan de la misma forma sus materiales.

“Esto quiere decir que hubo decisiones que se tomaban de la misma manera, lo que nos permite proponer que existe una tradición tecnológica de fabricación de este tipo de escudos ligeros y muy ornamentados que fueron hechos en el último periodo de esplendor del imperio mexica”, añade.

Sobre la posibilidad de que el escudo se exponga de nuevo en el Castillo de Chapultepec, indican que se contempla la posibilidad, a largo plazo, de realizar una réplica del cuexyo chimalli para su exhibición.