China ha endurecido su propaganda contra la guerra comercial declarada por el presidente de EU, Donald Trump, con un video, al más puro estilo del régimen norcoreano.

Trata así de preparar a la población para un hipotético enfrentamiento al “enemigo”, tal como pidió la semana pasada el presidente Xi Jinping.

Pese al marcado carácter belicista y victorioso del video, de momento la guerra de los aranceles no pasa más allá del enfrentamiento comercial.

Ayer, el Diario del Pueblo pidió a Washington que “no subestime la capacidad de China para contraatacar”, una frase que Pekín reserva para conflictos graves.

En un duro editorial, el órgano oficial del Partido Comunista Chino (PCCh) afirma que Pekín podría utilizar las exportaciones de tierras raras como un arma en la guerra comercial.

“¿Se convertirán las tierras raras en un arma de contraataque para que China responda a la presión que EU ha ejercido sin ninguna razón?, se pregunta Diario del Pueblo, para agregar que “la respuesta no es un misterio”.

Ese medio indica que Washington desea utilizar los productos fabricados con las tierras raras exportadas de China “para contrarrestar y reprimir el desarrollo” del gigante asiático y recalca que “¡el pueblo chino nunca aceptará esto!”.

“No digan que no les advertimos”. Así, la publicación aconseja a Estados Unidos que “no subestime la capacidad de la parte china para salvaguardar sus derechos e intereses de desarrollo” y subraya “no digan que no les advertimos”.

Los medios oficiales de China sólo emplean esa expresión antes de que ese país libre enfrentamientos significativos, como cuando tuvo una disputa fronteriza con India en 2017 o en 1978, antes de la guerra que libró contra Vietnam al año siguiente.

Un as en la manga. Las llamadas tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos que se emplean en la elaboración de diversos productos de consumo, desde celulares, automóviles eléctricos y hasta dispositivos militares, incluidos motores de reacción, satélites y láseres.

EU depende de los suministros de tierras raras de China, que representan un 80 % de sus compras globales de esos materiales. Por lo tanto, las crecientes tensiones entre ambos países han despertado la preocupación de que Pekín pueda usar su posición dominante como proveedor de estos minerales para determinar rumbos en su guerra comercial.