Con el fin de contribuir a la reducción de accidentes mortales contra los usuarios de bicicletas —que este año suman tres casos, dos de éstos en ciclovías del Paseo de la Reforma—, operadores de camiones revolvedores de empresas privadas en el ramo de la construcción se bajaron de su transporte y se subieron a la bici para aprender el lenguaje corporal de los ciclistas, y con ello crear una empatía o “sensibilidad” para preservar la convivencia en el asfalto.

Ayer, un grupo de poco más de 20 conductores del transporte de carga visitaron la Biciescuela de la Ciudad de México, ubicada en la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, y que está a cargo de la Secretaría de Movilidad (Semovi) del gobierno morenista, para pedalear ocho kilómetros del circuito de este programa que también capacita —de manera gratuita— a conductores de Metrobús y a cualquier ciudadano interesado en la mejor práctica del ciclismo en la capital del país, donde cada vez se requiere más infraestructura para quienes optan por este medio de traslado.

La empresa regiomontana Cementos de México (Cemex), en colaboración con la Semovi, impulsa la estrategia Misión Cero, en la que ya se han capacitado 537 operadores de unidades revolvedoras, de 2018 a la fecha.

“La estrategia busca generar cambios en los entornos e influir en las ciudades para disminuir los riesgos a los que se exponen peatones, ciclistas y conductores de vehículos motorizados. A través de acciones específicas que ayudan a identificar las problemáticas en las principales urbes de México, se trabajará para tener un sistema vial más seguro y fomentar una sana convivencia en la calle”, asegura la firma mexicana.

Destaca su interés para contribuir a salvar vidas y construir mejores comunidades, “con el objetivo de que los usuarios de bicicletas puedan llegar seguros a sus hogares”.

Crónica estuvo este sábado en la Biciescuela del Gobierno de la Ciudad de México, y fue receptor de la información que se les brinda —en dos etapas, una teórica y otra práctica— a operadores del transporte, tanto de carga como público.

“La cultura vial es como la calidad de vida que cada ser humano busca. Es decir, si quieres aplicarla lo haces. Y el reto es provocar eso, y es lo que hacemos en la Biciescuela —la más grande del mundo con atención a 110 mil personas— que ya tiene seis años de operación con másd de 400 mil cursos”, dice Merak Liceaga, jefe de instructores de pedalliers.