Opinión

Códice Sheinbaum, Ebrard... y Monreal

Códice Sheinbaum, Ebrard... y Monreal

Códice Sheinbaum, Ebrard... y Monreal

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

López Obrador decidirá quién será el candidato de Morena para la elección presidencial del 2024, en el caso todavía no definitivo de que él no se presente de nuevo, pretenda alargar su mandato o alguna triquiñuela de esas. Será una decisión personalísima pero no tomada en el vacío, sino en un contexto determinado que influirá en el sentido de la decisión. O sea, aunque tenga un estilo personal de gobernador no puede incurrir en un capricho y nombrar a su hermano Pío que es hábil para recaudar contribuciones o algún cuate del alma de sus correrías de adolescente.

Es natural que, a estas alturas del sexenio, con la elección intermedia a tiro de piedra, los personajes interesados y los grupos que los acompañan comiencen a moverse. A pesar de que la 4T trajo muchas novedades, la verdad es que entre los aspirantes con posibilidades reales no hay sorpresas: son dos viejos integrantes de su equipo desde los tiempos en los que era jefe del Gobierno del Distrito Federal: Claudia Sheimbaum y Marcelo Ebrard, a quien es necesario añadir un tercer nombre, el de Ricardo Monreal, el mejor operador político del Movimiento de Regeneración Nacional, cuyas habilidades serán cada vez más necesarias en el caldeado entorno político en el que nos encontramos.

A diferencia de Ebrard y Monreal que se formaron, como AMLO, en las filas del tricolor, Claudia Sheinbaum procede de la política universitaria y es en verdad progresista. Ebrard y Monreal como buenos ex priistas se acomodan a los vientos dominantes. Sheinbaum es una científica reconocida por sus pares y una servidora pública de alto nivel. Su desempeño ante la crisis del coronavirus ha destacado entre los gobernadores del país. Representa al ala izquierdista de Morena, lo que augura cosas buenas y otras no tanto, como por ejemplo una agenda política de avanzada, vinculada a libertades como el derecho a decidir, el matrimonio igualitario y la defensa del medio ambiente. Temas que tienen sin cuidado a sus competidores y por añadidura al presidente.

La parte que genera preocupaciones es que el ala izquierda de Morena tiene personajes de generan desconfianza, como Martí Batres, por mencionar a uno. Creo que el presidente arrancó el sexenio con la idea de que ella fuera la sucesora y en consecuencia primera presidenta del país, pero ante los trancazos de la realidad ya no está tan seguro. Sheinbaum contaría con el apoyo de un grupo universitario que encabeza Juan Ramón de la Fuente que tendría un papel muy relevante en un gobierno presidido por ella.

Sabe que su principal arma es estar muy cerca del ánimo del presidente y por eso trata de no alejarse y aunque es seguro que haría muchas cosas de una manera distinta cada que puede se acerca e incluso asume la defensa del mandatario ante la ofensiva, eficaz, por cierto, de gobernadores de oposición. Sheinbaum quiere aparecer como la cabeza del grupo de gobernadores de Morena que defiende a AMLO. Si no pasa nada extraordinario será de las finalistas y como parte de sus movimientos quiere que Porfirio Muñoz Ledo sea el nuevo presidente de Morena al menos por un tiempo para después entregarle el partido a Bertha Luján.

Marcelo Ebrard es un político curtido en mil batallas, incluidas algunas derrotas severas. Está en las grandes ligas desde chamaco, cuando de la mano de Manuel Camacho dejó la vida académica y le entró con todo al quehacer político, arte que domina como pocos. En todas las posiciones entrega buenas cuentas. Ha sido un buen canciller, con una nota sobresaliente en la relación con Trump que es una bomba con la mecha encendida que en cualquier momento puede estallar. Van dos años de administración y ha podido llevar esa fiesta en paz. AMLO sabe que puede contar con Marcelo para cualquier tarea. Es un profesional y estará vigente en la recta final. Sería una opción segura que a nadie pondría nervioso.

Es evidente para todos que para el canciller sería una muy buena noticia que Mario Delgado fuera el nuevo dirigente nacional de Morena, pues le impondría un principio de orden al partido y generaría candidaturas más cercanas al perfil de Ebrard, o sea con posibilidades reales de dar buenos resultados. AMLO y Marcelo han tenido una muy larga asociación. Ebrard sabe que el tabasqueño es mano, y por eso se hizo a un lado en la selección del candidato presidencial para el 2012, pero para el 2024 ya tendrá mucha más experiencia y la verdad no hay en el gabinete nadie que le haga sombra, esto no es un halago porque es un gabinete apenas mediano.

El tercero en discordia es el senador Ricardo Monreal que aguarda su oportunidad de dar el salto desde la cómoda posición de presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Alta, desde donde tiene interlocución con todos los actores relevantes del país. Como Ebrard, tiene una larga historia en puestos de mando y ha ganado y perdido, pero por su talento siempre cae parado.

Como van las cosas en el país no sería nada extraño que antes de concluir el año sea parte de un enroque con Olga Sánchez Cordero. Monreal va para Bucareli y Olga regresa al Senado, de donde nunca debió salir. Se están acumulando fierros en la lumbre y Olga no entiende ni puede con ese paquete, el presidente necesita al mejor operador que tenga para evitar caer en una espiral de inestabilidad, y Ricardo Monreal da el perfil. Se metería de lleno a la pelea por la nominación, pero también dejaría la protección del Senado.