Opinión

¿Cómo desactivar la amenaza del EZLN?

¿Cómo desactivar la amenaza del EZLN?

¿Cómo desactivar la amenaza del EZLN?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La 4T tendrá que hacer un alarde de trabajo político para desactivar las amenazas zapatistas, porque a Galeano y a Moisés no los podrá intimidar con filtraciones de la UIF de la Secretaría de Hacienda, como hace el gobierno con sus rivales políticos de cuello blanco.

El EZLN dijo que enfrentará los proyectos de infraestructura del gobierno federal en el sureste incluso “hasta la muerte”. Una frase muy fuerte, es cierto, y que todos tenemos que esmerarnos para no tener que probarla en los hechos, para eso existe la política, para evitar que cualquier conflicto termine en tragedia.

El EZLN no es un adversario militar para el Estado mexicano, no tiene por qué serlo, pero sí es un rival político al que hay que darle un tratamiento político. Pronto veremos si la 4T tiene la paciencia de tomar el camino largo del convencimiento o el corto de la imposición. Ha quedado claro que recurrir a las consultas amañadas no convence a nadie.

El gobierno las usa para justificar decisiones tomadas con antelación.

Los mandos del EZLN y AMLO tienen, aunque ahora no lo parezca, muchas cosas en común: recurren de manera sistemática al uso de símbolos y conocen el poder de la palabra. Saben además que un pequeño grupo bien organizado puede hacer más cosas que una masa desconectada. Los zapatistas son pocos, cientos, acaso dos o tres mil, efectivos con cierto entrenamiento militar y sobre todo adoctrinamiento ideológico.

No serán adversarios a modo entre otras razones porque ya le agarraron el gusto a ser ellos, los jefes zapatistas, los que manden en las zonas en las que tienen presencia. Son mandos vitalicios. Se van viejos o enfermos, pero mientras están saludables tienen un control férreo.

No hay algo parecido a las elecciones o a la democracia que es juego al que ellos no le entran. Ellos mandan, pueden ordenar el desplazamiento de comunidades que no los obedecen ciegamente. En estos momentos en Chiapas hay más desplazados por el EZLN que por los caciques del lugar. Lo digo para que quede claro que no es una congregación de santos, sino un grupo guerrillero que se levantó en armas contra el Estado y que terminaron en políticos que no aceptan que nadie los contradiga.

El único cambio que toleran es el de piel. Marcos se convirtió en Galeano, para actualizarse, pero sigue siendo el mismo Sebastián Guillén que decidió tomar las armas para imponer su visión de las cosas. Por eso digo que si bien no constituyen un riesgo militar, no son adversarios que puedan intimidar con una averiguación previa de la Unidad de Inteligencia Financiera y los contadores públicos despiadados del capo Santiago Nieto. Para el gobierno es pan comido tener a la oposición en un rincón hablando en voz baja, como al PRI por ejemplo, porque tiene listos un montón de expedientes sobre sus corruptelas. Expedientes que puede activar si se pasan de lanzas. Pero ni modo de asustar a Galeano y Moisés con meterlos a la cárcel o confiscarles sus cuentas en Andorra.

Para ellos caer en cárcel sería un triunfo de alcance internacional. Si el gobierno va tras ellos, en menos de 48 horas la zona estaría plagada de monos blancos italianos que convertirían a López Obrador en un gorila represor. La pregunta de inicio del 2020 es ¿cómo desactivar las amenazas zapatistas? Va una recomendación para el gobierno sin ganarle nada: no se les ocurra mandar a Chiapas al padre Solalinde, capellán de la 4T, como negociador. Allá no lo pueden ver ni en pintura.

jasaicamacho@yahoo.com
Twitter: @soycamachojuan