Cultura

“Concluida la pandemia, debemos de enfrentar el tema con enorme seriedad”

México ha construido un sistema sanitario por más de 100 años pero, “¿será suficiente para enfrentar esta epidemia?”, se pregunta Javier Garciadiego.

México ha construido un sistema sanitario por más de 100 años pero, “¿será suficiente para enfrentar esta epidemia?”, se pregunta Javier Garciadiego.

“Concluida la pandemia, debemos de enfrentar el tema con enorme seriedad”

“Concluida la pandemia, debemos de enfrentar el tema con enorme seriedad”

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hace más de 100 años, México vivió una epidemia de influenza que dejó 400 mil muertos en tan sólo tres meses; dicho episodio catastrófico brindó lecciones muy claras: tenemos que vivir en paz, tenemos que vivir en condiciones higiénicas y tenemos que desarrollar un sistema hospitalario fuerte. Así lo expresa el historiador Javier Garciadiego Dantan (Ciudad de México, 1951).

En entrevista con Crónica, el también investigador de El Colegio de México, integrante de El Colegio Nacional y actual director de la Capilla Alfonsina, reconoce que “hemos construido un sistema hospitalario y un sistema higiénico a lo largo del siglo XX y primeros años del siglo XXI”, pero ahora se pregunta: “¿tenemos la capacidad suficiente para enfrentar esta epidemia?”.

Esperanzado en que la evolución de la medicina es notable, Garciadiego Dantan confía que en las próximas semanas aparecerán opciones médicas contra el COVID-19.

“Lo que podría decir es algo genérico y que cualquier persona expresaría: urge que el mundo replantee algunos gastos, debemos invertir mucho más en investigación médica, y China tiene que revisar sus condiciones de higiene alimenticia. Se debe invertir más en medicina y menos en armas”, afirma.

Garciadiego Dantan añade que cuando concluya la pandemia, todos debemos enfrentar “el tema con enorme seriedad. Por el momento, la mejor opción es el aislamiento”.

TIFO E INFLUENZA. Javier Garciadiego comenta que durante la Revolución Mexicana, el país vivió la epidemia de tifo, la cual se volvió estacional y por consecuencia, endémica.

“Se presentaba prácticamente cada año y eso hizo que se convirtiera en una enfermedad endémica. Con la Revolución aumentaron los volúmenes de los enfermos y aumentó su letalidad, aunque debemos decir que el tifo no era una enfermedad mortífera; además se podía combatir de manera muy sencilla: con aseo, con agua, con higiene”, señala el historiador.

El tifo se transmite por medio de piojos y durante los años de 1910 y 1911 aumentaron los casos.

“Durante la Revolución aumentaron los casos porque empeoraron las condiciones de higiene. El piojo pululó entre los ejércitos revolucionarios, además, porque los gobiernos destinaron recursos a la compra de armas y se desatendió el gasto que era dirigido a políticas sanitarias”, expresa Garciadiego Dantan.

Los peores años de tifo fueron 1914, 1915 y 1916, añade.

“Fueron los años más violentos de la Revolución Mexicana y más mortíferos porque los ejércitos fueron fuente de producción de tifo, porque hubo hambre y porque hubo población que vivía en sectores rurales y, huyendo de la violencia, se dirigieron a las ciudades, sobre todo a la Ciudad de México buscando seguridad, en condiciones de pobreza, miseria y de falta de higiene”, destaca.

Sin embargo, la epidemia más fuerte para México fue la de influenza en 1918, que se dio en el contexto de la Revolución Mexicana y del fin de la Primera Guerra Mundial

“Se supone que la trajeron soldados norteamericanos que dejaron el frente europeo, regresaron a América —estamos hablando de agosto-septiembre de 1918—, e inmediatamente afectaron a las poblaciones fronterizas, y de ahí se ahí se pasó a todo el centro de México”, comenta Garciadiego Dantan.

Las cifras de la influenza son espeluznantes, agrega. “Se calcula que acabó con 400 mil mexicanos, hay quienes dicen que 500 mil o que 350 mil, pero las cifras van en esos rangos. A diferencia del tifo, su letalidad fue brutal, prácticamente todo aquel que se enfermaba tenía escasas posibilidades de sobrevivencia”.

El historiador enfatiza que la epidemia de la influenza en el mundo cobró más vidas que la propia Guerra Mundial; el impacto en México fue muy alto porque las muertes se dieron en tres y cuatro meses.

“Afortunadamente la influenza se fue de un golpetazo, pero a México le impactó octubre, noviembre, diciembre de 1918 y las primeras semanas de 1919. El problema es que al ser tantos muertos en tan poco tiempo, se rebasó la escasa capacidad hospitalaria de México y la capacidad de los cementerios, entonces hubo muchos muertos que fueron quemados en las calles. Fue una situación dantesca que duró cuatro meses”, indica.

Garciadiego asevera que en términos de políticas públicas, México llegó tarde en materia de salubridad.

“Hasta el Porfiriato se empezaron a desarrollar departamentos de investigación médica que fueron muy golpeados por la Revolución. También, en términos de secretaría de Estado fuimos muy tardíos en tener una Secretaría de Salud; por ejemplo, podemos pensar que en el gobierno de Lázaro Cárdenas todavía se hablaba de una Secretaría de Asistencia, es decir, una visión más asistencialista que sanitaria”, señala.

—¿Impactó en la imagen del gobierno las cifras de muertes por influenza?

— El gobierno de Carranza no se desprestigió especialmente porque era claro que fue una epidemia internacional, devastadora en Europa y Asia donde dejó 40 millones de muertos. Los mexicanos sabían que estaban saliendo de una Revolución y a nadie se le ocurrió inculpar al gobierno de Carranza por ello. Actualmente, espero que enfrentemos la crisis con enorme seriedad y que salgamos adelante con el menor número de defunciones.