Opinión

Conócete a ti mismo

Conócete a ti mismo

Conócete a ti mismo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Recientemente recibí un texto que escribió mi amigo poeta y cantautor Enrique Quezadas que en una redacción sencilla transmite mensajes profundos y necesarios para los tiempos actuales por lo cual he decidido dejar el espacio de hoy para compartirlo con mis queridos lectores, esperando les sea tan útil como lo ha sido para mí:

-Hace pocos meses conversaba por teléfono con un querido amigo, hombre culto, con una bien dotada capacidad retórica. Poco a poco la conversación se tornó en discusión, era acerca de una cuestión política. Llegado el momento exclamó: “!Aprende a ver las cosas como son, maestro¡” Traté de aducir más argumentos, pero su ya mencionada capacidad para discutir no se detuvo, siguió hasta que decidí dejar de discutir. Más tarde nos despedimos, y en mis adentros surgió el famoso y obsesivo “Le hubiera dicho”.

Al otro día recordé algo de lo comprendido cuando me instruí como Psicoterapeuta Gestalt: “No vemos las cosas como son, las vemos como somos”

En la antigua Grecia, hace 2,500 años, junto al Monte Parnaso, se situaba “El Oráculo de Delfos”. Era un templo consagrado al dios Apolo. En el interior del santuario moraba una especie de sacerdotisa, una Pitonisa que, al inhalar ciertos vapores, se sumergía en un trance y daba la respuesta oracular. Se decía que el lugar estaba resguardado por una enorme víbora, una pitón. El lugar es célebre en la historia del mundo, fue ahí donde la Pitonisa predijo a Edipo que mataría a su padre y se casaría con su madre, fue ahí donde a Querefonte, reveló el Oráculo: “Sócrates es el hombre más sabio de Grecia”. Por el momento, solo mencionaré que la entrada del santuario había un contundente mensaje: “Conócete a ti mismo” y otro más decía “De nada demasiado”...

"Aún ejerciendo mi amada profesión de músico y compositor, siempre me ha apasionado el estudio de la conducta humana, el estudio de usted, de mí y de aquél. He comprendido que la mente que portamos hará todo tipo de movimientos para confirmar su creencia.

He asumido así la pretensión del "estudio de mí mismo”, descubro que el culto a mi imaginación, es decir, mi interpretación, me puede conducir a herrar, herir o perder lo que más quiero. Hace unos años había un programa de televisión, donde el conductor terminaba la emisión diciendo: “Y usted… ¿se cree todo lo que piensa?

Para confirmar su creencia, la mente comenta, comparte y ve noticiarios en concordancia con su pensamiento, en un movimiento similar a: “¡Claro que si!… nosotros estamos bien, tenemos razón” si surge alguien en la situación pensando lo contrario, la mente lo ubica como el enemigo, o por lo menos como, “Ese imbécil”.

Hace poco leí: “Si piensa que está rodeado de idiotas, no se preocupe… ellos piensan lo mismo de usted”.

Al parecer, no está entre las funciones del ego, asumir la propia estupidez. La inteligencia se pone al servicio de una reacción visceral, se trata entonces de anular al otro. No somos seres racionales; Somos seres emocionales que razonan.

Volviendo a Grecia, recordemos el mito del joven Narciso; El arrogante muchacho que al mirarse en un estanque se admiró de sí, se vició de sí, se enalteció, haciendo poco importantes a los demás. El sufrimiento posterior que esta obsesión le provocó lo hizo enloquecer en la obsesiva consideración de sí mismo.

Habitamos esta condición humana y nos habita, la gente cree que es su pensamiento, una cabeza… esa ganadora de discusiones, que tiene siempre la razón. Nos habita esta mente, nos habita un desconocido.

Nunca he escuchado en un debate a uno de los contendientes decir: “Oh si, tienes razón, ahora entiendo” El debate se asume para ganar, no para saber, estamos educados para competir y no para cooperar. Lo que hago hoy en mis conversaciones y chats es decir: “Prefiero tener amigos, que tener la razón”.

Y no, no estoy en contra del pensamiento diverso, pensar y juzgar es inevitable. Pero este “Inteligentismo” lacerante, nos aparta cada vez más de ser inteligentes.-" Enrique Quezadas

César Daniel González Madruga "el Siervo" @CesarG_Madruga