Opinión

Contra el autoritarismo y por la democracia

Contra el autoritarismo y por la democracia

Contra el autoritarismo y por la democracia

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La primera observación que hacen es que, si bien el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones celebradas el 1 de julio de 2018, fue inobjetable: “sin que la mayoría de los mexicanos votáramos por ellos y violando la Constitución, Morena y sus aliados lograron que una minoría de votos se convirtiera en una mayoría de escaños en el Congreso… La consecuencia ha sido la asfixia del pluralismo de la representación en aras de someter el Poder Legislativo a los dictados del Ejecutivo.”

En efecto, uno de los avances de la democratización en México consistió en que el partido del Presidente perdió el control de la Cámara de Diputados en 1997 y de la Cámara de Senadores en 2000. De esta manera, el Poder Legislativo se convirtió en un contrapeso frente al Poder Ejecutivo.

López Obrador y Morena forzaron una regresión autoritaria pasando por alto la Ley Suprema. Vivimos en un régimen en el que el poder se ha concentrado, mañosamente, en una persona en detrimento de la división de poderes y del federalismo: “invocando una supuesta cuarta transformación menoscaba las capacidades del gobierno, toma decisiones unipersonales, polariza a la sociedad en bandos artificiales, desacredita la autoridad de los órganos especializados como el INE y ataca toda forma de expresión que no se identifique con su visión política.”

La respuesta del tabasqueño no se hizo esperar: tal como lo habían señalado los 30 firmantes del manifiesto, el Presidente “polariza a la sociedad en bandos artificiales… y ataca toda forma de expresión que no se identifique con su visión política.”

AMLO reviró diciendo que “a tan famosos personajes les falta honestidad intelectual y política”. Descalificación ofensiva e injusta, lo mismo que la siguiente afirmación:

“Celebro que escritores y periodistas que han defendido desde siempre el modelo neoliberal o neoporfirista se agrupen, se definan y dejen de lado la simulación para buscar restaurar el antiguo régimen, caracterizado por la antidemocracia, la corrupción y la desigualdad.

“La historia nos enseña que cuando se pone en práctica un proceso de transformación, siempre se produce una ­reacción conservadora.”

Haciendo una extrapolación histórica arbitraria, López Obrador interpreta la política mexicana del siglo XXI con la lucha entre liberales y conservadores del siglo XIX; se cree la reencarnación de Benito Juárez y a quien no está con él, lo descalifica con el epíteto de conservador. Ése es, precisamente, el problema que ponen de relieve los treinta firmantes:

AMLO no quiere o no puede entender el pluralismo.

Al que habría que preguntarle dónde estaba cuando sobrevino el proceso de democratización es a López Obrador. Proceso, cuyo primer impulso se registró con el Movimiento del 68 y que tomó forma legal e institucional con la Reforma Política llevada a cabo por Jesús Reyes Heroles en 1977. Muchos, si no es que todos los que signaron el manifiesto, participaron en el proceso de transición democrática y han luchado a brazo partido contra la corrupción y la desigualdad.

Quien ha profundizado el modelo neoliberal es Andrés Manuel López Obrador. El hombre de Macuspana ha desmantelado a las instituciones pública; ha llevado a cabo recortes brutales al gasto público, y ha puesto en acto despidos masivos de trabajadores y empleados al servicio del Estado. Por eso, entre otras cosas, el actual gobierno no es capaz de hacer frente a la epidemia del coronavirus. La prueba fehaciente son las manifestaciones de médicos, enfermeras y personal hospitalario que se quejan del desabasto de ropa adecuada, cubrebocas, mascarillas y material quirúrgico para atender a los enfermos atacados por esa enfermedad.

La propuesta de los treinta es la siguiente: “Pensamos que es imperativo corregir el rumbo y recuperar el pluralismo político y el equilibrio de poderes que caracterizan a la democracia constitucional. La única manera de lograrlo es mediante una amplia alianza ciudadana que, junto con los partidos de oposición, construya un bloque que, a través del voto popular, restablezca el verdadero rostro de la pluralidad ciudadana en las elecciones parlamentarias de 2021.”

Aquí radica el desafío: vincular los múltiples movimientos y organizaciones sociales que se oponen al actual régimen con los partidos políticos. Lo que tenemos hasta ahora es un gran desencanto y descontento por la forma en que se ha comportado y mal gobernado López Obrador; pero, hay una dispersión en la lucha. Cada cual jala por su lado.

El reto es tender puentes entre la sociedad civil y los partidos políticos para formar esa amplia alianza. Hasta ahora ha prevalecido más la protesta que la propuesta; la irritación contra la arbitrariedad ha sido mayor que la construcción de una propuesta alternativa de gobierno.

Cierto que el restablecimiento del pluralismo, el equilibrio de poderes y la supremacía de la ley son puntos de convergencia; pero también deben serlo el de impulsar una economía eficiente con responsabilidad social.

Hay que construir una especie de Partido transversal.

Twitter: @jfsantillan
Mail: jfsantillan@tec.mx