Opinión

Contra natura…

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
CARD. CARLOS AGUIAR RETES, ARZOBISPO PRIMADO DE MÉXICO:+No podemos engañar a la naturaleza, pero sí ponernos de acuerdo con ella

Albert Einstein

¿De qué tamaño, monseñor Aguiar, serán las culpas celestiales y terrenales de su antecesor, Norberto Rivera Carrera, por haber callado o quizá por ni siquiera haberse enterado de la cantidad bárbara de atentados sexuales cometidos por sacerdotes en al menos 64 de las 95 diócesis de su Iglesia en el país?

En un católico común que hubiese cometido la misma conducta de su antecesor, ¿cuál sería la pena que le impondría por lo menos su confesor; por lo más El Vaticano?

Es inconcebible la cifra recabada, hasta ahora, de delitos sexuales cometidos por sacerdotes de su Iglesia, cardenal, en el pequeño lapso de los últimos ocho  años; pero fue peor la actitud de quien fue el máximo representante de la iglesia vaticana en México antes de ser sustituido por usted, monseñor; estoy seguro de que a la inmensa mayoría de los interesados en esta clase de hechos nos ha rebasado la cifra de casos detectados en tan corto tiempo, porque a esos 101 casos ya publicitados en dos tercios de las diócesis del país, debemos agregar algún número de atentados no denunciados. Han menudeado críticas al Papa Francisco por las decisiones adoptadas en el encuentro mundial de autoridades católicas apostólicas romanas para enfrentar este problema, pero si los resultados tan solo en un país —el nuestro— han sido tan altos, ¿hasta donde puede usted imaginar, cardenal Aguiar, que llegue la cifra planetaria cuando la investigación respectiva llegue a su término?

¿Cree usted, cardenal, que merece perdón un hecho de este volumen en contra de niños indefensos, incapaces de defenderse, a manos de quienes fueron consagrados como representantes de Cristo y resultaron unos viles depravados?

Pero hay que ir más allá de lo que ha salido al conocimiento del mundo a raíz de la iniciativa franciscana. Hay que pensar en cuáles deberán ser, ya no los castigos a los violadores descubiertos, sino la prevención que se debe establecer para frenar y, de ser posible (porque necesario sí es), acabar con esta situación. ¿De qué manera, cardenal?

No creo que haya otra que la de acabar, en el nombre de Dios, cardenal, con la violación de las leyes a la naturaleza que, según sus creencias, Él estableció. Un objeto tirado desde cualquier altura, por las leyes naturales de la gravedad cae al suelo. Un ser humano, en todas sus conductas, actúa de acuerdo con las leyes naturales que lo crearon a él. Si la voluntad del Señor a la raza humana fue, según la Biblia: crezcan y multiplíquense, ¿va la religión de su Iglesia, como también la de otras aunque en menor dimensión pero el mismo origen, a permanecer intocable en relación al celibato sacerdotal, que desde sus orígenes —y más aún, desde que nació la imaginación humana— fue convertida en una degradación absoluta e imposible de controlar por ser quizás el peor de los hechos contra natura cometidos en la historia?

Bien conoce usted, cardenal, el origen de esa imposición en la vida de los hombres que dedicaran su vida a Dios… Y bien conoce sus consecuencias nefastas, como éstas que estamos conociendo ahora…Urge, monseñor Aguiar Retes iniciar un proceso para desaparecer esa norma si es que, de verdad, El Vaticano pretende acabar con un mal que El Vaticano mismo procreó. Internet: m760531@hotmail.comFacebook: Leopoldo MendívilTwitter: @Lmendivil2015Blog: leopoldomendivil.com