Cortan cabezas en Coyoacán

Ahora sí quedó de manifiesto que en la Ciudad de México no hay tolerancia ni protección a la gente corrupta, o por lo menos eso dejó claro la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con la suspensión a Eduardo Ramírez, asesor del alcalde Manuel Negrete, y a Ramón Flores, concejal de Coyoacán, por actos de corrupción. Ambos funcionarios fueron grabados solicitando dinero para la instalación de una feria en Coyoacán y en el caso de Ramírez, son al menos tres denuncias que arrastra por cobro de moches. La Contraloría lo confirmó y, sin pensarlo, pasó la guillotina, aunque sólo es durante la investigación y en lo que amarran bien los nudos para fincarles responsabilidad a estos pillos, quienes en los últimos días se han ganado una famita y les han salido más trapos sucios que los que llegan a la lavandería. Nos dicen que el alcalde Manuel Negrete ha preferido guardar silencio y dejar que las cosas pasen, pues todo mundo sabe que los funcionarios, con pasado Toledano, le estorban más de lo que los necesita. Habrá que esperar a saber en qué termina esta novela.

La primera piedra de Boy

Ni un día llevaba como titular de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) cuando Mariana Boy se topó con la primera piedra en el camino. Sí, organizaciones vecinales y ambientalistas le exigieron renunciar al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) para tener credibilidad al conducir la PAOT, ya saben, por eso de los conflictos de interés. Y es que a los inconformes no se les olvida que la señora Boy ha sido dirigente y candidata de ese partido al Gobierno de la ciudad en las elecciones recientes, y, según ellos, el organismo debe ser apartidista, con la misión de velar por los intereses de los ciudadanos ante la corrupción inmobiliaria. Lo adecuado, dicen, es que la PAOT sea encabezada por una persona autónoma, sin intereses. Qué bienvenida le dieron a Marianita, quien sin duda sabrá cómo controlar a los capitalinos. Mucha suerte.

Jalón de orejas a morenistas

Nos cuentan que para poner un estate quieto a los diputados morenistas — últimamente acostumbrados a bravuconearía, pereza y displicencia— la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, decidió romper la omisión legislativa en la que vive el Congreso de la Capital CDMX y reunió a la mayoría de los legisladores de Morena la semana pasada para darles línea y dictarles la agenda. En las oficinas de los congresistas morenos aseguran que no recibieron orden de Sheinbaum, pero lo cierto es que los puso quietos con una sacudida y hasta acordaron una agenda legislativa porque en su plenaria no lograron ponerse de acuerdo debido a que en la bancada, integrada por 34 congresistas, nadie respeta a nadie. Cada legislador con su tema. Ojalá y que con esto ahora sí se pongan a trabajar, puesto que llevan casi un mes sólo rascándose la cabeza.

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