Opinión

Crece la indignación feminista

Crece la indignación feminista

Crece la indignación feminista

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hasta hace pocas semanas parecía que todo iba viento en popa para el gobierno. Andrés Manuel López Obrador se había adueñado de la agenda nacional a través de sus ­mañaneras: tema que tocaba, tema que era noticia y motivo de comentario en los medios de comunicación. Su popularidad no se veía mermada a pesar del incremento de la inseguridad, el nulo crecimiento económico y el desabasto de medicamentos. Pero, en un santiamén, las cosas cambiaron: López Obrador perdió lo que se conoce como “el poder de agenda”.

Los feminicidios de Abril Pérez Sagaón, Ingrid Escamilla y la niña Fátima Antón fueron el detonante de un movimiento de protesta que hoy está en pleno ascenso. Ciertamente, ya desde el año pasado las protestas contra los feminicidios se habían hecho presentes. Recordemos el ­performance “Un violador en tu camino” que se realizó en el Zócalo capitalino el 29 de noviembre de 2019. A principios de este año, el 25 de enero de 2020, hubo una marcha que partió del Antimonumento al Senado para protestar por los asesinatos de Isabel Cabanillas y Yunuén López, ocurridos en Ciudad Juárez.

La indignación ha ido en aumento a medida en que los asesinatos de mujeres se incrementan, así como su brutalidad. Y no hay una respuesta clara y firme del gobierno para detenerlos. Como dice Elena Reina: “La rabia ha crecido con más ahínco que los discursos de la clase política y las medidas para combatir al machismo. Y, en estos días, el movimiento se encuentra más fuerte que nunca. Las réplicas del Presidente no han hecho más que avivar el fuego.” (“La ola de feminicidios rebasa a México, El País, 22/02/2020).

Lo único que ha atinado a decir AMLO es que detrás de las protestas está la oposición, los conservadores. Para combatir el crimen, dice el tabasqueño, no se necesitan policías ni cárceles, sino purificar las almas. En lugar de asumir las responsabilidades de su cargo, se pone las vestimentas de pastor evangélico. Este tipo de artimañas no son nuevas, se encuentran en el catálogo de la lucha contra quienes se consideran enemigos. Así, lo establecen Ronald Heifetz y Marty Linsky (Leadership on the Line, Harvard, 2016, p. 96). La estrategia es doble: por una parte, tratar de desprestigiar al movimiento diciendo que está manipulado; por otra parte, desviando la atención hacia otros asuntos que se consideran prioritarios, como la rifa del avión presidencial.

Con todas estas chapucerías, la estrategia de López Obrador contra el movimiento feminista no ha tenido éxito; por el contrario, las mujeres le han arrebatado “el poder de agenda” del que había gozado hasta hace poco. Ahora son ellas las que han puesto en el primer plano de la discusión pública el tema de los feminicidios.

Las feministas forman hoy la oposición más poderosa contra la 4T. López Obrador no sabe cómo enfrentarla, entre otras cosas porque esa oposición se encuentra diseminada en un gran número de colectivos esparcidos a lo largo y ancho del territorio nacional. No es casualidad que la iniciativa de organizar una huelga nacional para el 9 de marzo haya venido de una organización veracruzana: Las hijas del mar. Desde allí se viralizó.

El movimiento feminista mexicano ha adquirido notoriedad internacional. Por ejemplo, Bloomberg destaca la descalificación que hace AMLO del movimiento de protesta de las mujeres al decir que detrás de él están los conservadores (21/02/2020); el periódico inglés The Guardian llama al movimiento feminista mexicano “la Revolución Reluciente” (glitter revolution); la publicación francesa Le Vent Se Leve dice que “México es un infierno para las mujeres” (26/05/2019); El periódico italiano La Repubblica destaca el dicho de las mujeres mexicanas: “Estamos furiosas contra el gobierno y contra los medios.” Refiriéndose a la protesta en contra del periódico La Prensa (15/02/2020).

Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, habrá movilizaciones en todo el mundo. Esas movilizaciones se unirán en torno a demandas transversales como: el derecho al aborto, a trabajo igual salario igual, acceso a la educación y a los servicios de salud. Todas, demandas legítimas; pero la exigencia que resaltará en México es que el Estado cumpla con la más elemental de sus responsabilidades que es la de garantizar la vida de las personas.

Es una vergüenza que la gente y en especial las mujeres tengan que salir a la calle para pedir protección y justicia. La actitud indolente de López Obrador sólo se explica—pero no se justifica—tomando en cuenta que, en general, el populismo es antifeminista. Allí tienen el caso de Donald Trump, un misógino confeso o Vladimir Putin y la manera en que reprime brutalmente las expresiones de disidencia de las mujeres, como le aconteció al grupo de rock Pussy Riot el 21 de febrero de 2012. O el ataque sistemático contra los derechos de la mujer que ha emprendido el Partido Ley y Justicia en Polonia, cuyo hombre fuerte es Jaroslaw Kaczynski.

Sea como fuere, en México la política ha dado un giro inesperado: López Obrador ya no tiene la sartén por el mango, y su popularidad va a la baja.

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