Opinión

Creer es más fácil que pensar

Creer es más fácil que pensar

Creer es más fácil que pensar

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Es de llamar la atención que a estas alturas del siglo XXI exista un sector considerable de la población que, a pesar de haber terminado la educación preparatoria y, en muchos casos profesional, ignoren cómo funciona la ciencia. No comprenden la diferencia entre tener evidencia para sustentar un conocimiento (ciencia), contra creer algo que suena bien o interesante, pero no hay ni la mínima evidencia que lo sostenga. Inclusive, lo defienden al grado, en algunos casos, de poner en peligro su propia salud y la de sus familiares. Las vacunas en general y la de COVID, en particular, ha hecho evidente el problema.

Es claro que la educación religiosa le sigue ganando la partida a los sistemas educativos. Nos enseñan a creer lo que suena lindo y nos amenazan con castigo a quien lo dude, con lo que aniquilan en muchos, y para siempre, la habilidad de cuestionar. Creer es más fácil que pensar, por eso hay más creyentes.

En Estados Unidos cualquier habitante de 12 años o más que quiera vacunarse lo único que tiene que hacer es una cita, que puede ser inclusive el mismo día, y presentarse a ser vacunado. Es gratis. A pesar de eso, al día que escribo este editorial, según los datos oficiales del CDC de Atlanta, de la población con 65 años o más, ha recibido una dosis de vacuna el 90.1% y dos dosis el 80.1%; de 18 o más, el 70.1 y 60.6%, respectivamente y de doce o más, el 57.9 y 49.7%. Es decir que, de los más vulnerables (mayores de 65), todavía hay 10 % que no ha recibido ninguna dosis, de los mayores de 18, el 30 % y lo que es peor, aún hay muchos adolescentes a quienes sus padres o tutores no han llevado a vacunar.

Estamos hablando del país que más casos ha reportado de COVID (35 millones) y que más personas han visto morir por COVID, con un número mayor a 614 mil fallecimientos. La población total de los Estados Unidos es de 331 millones. Si asumimos que cada núcleo de conocidos está compuesto por unas 30 personas (familiares directos, indirectos, amigos y vecinos), eso nos lleva a que hay 11 millones de núcleos de personas cercanas (331 millones entre 30), de los cuales en alrededor del 20% ha ocurrido alguna muerte (11 millones entre 614 mil muertos). Dicho de otra forma, cerca del 20% de los habitantes de ese país conoció a alguien que se murió de COVID. ¿Cómo es posible que tengan meses con acceso irrestricto a vacunas anti-COVID, desarrolladas por ellos, y que el 30 % de los adultos aún no se ha querido vacunar?

No conozco el número de personas renuentes a vacunarse en México. Supongo que es menor, porque somos un pueblo más sumiso y temeroso y, al no tener acceso irrestricto a vacunas, se vuelven más codiciadas. Pero sé de algunos casos que me parecen patéticos. Médicos o profesionales de la salud que no quieren vacunarse, porque son amantes de las teorías antisistema y lo que es peor, influyen en familiares para que no se vacunen.

Me parece terrible, porque son personas que tienen los elementos para juzgar lo que se publica en medios serios de ciencia y medicina, pero optan por creer algo que escuchan, para lo que no existe ninguna evidencia. Qué daño les ha hecho a algunas personas que las hayan enseñado a creer, en vez de haberlas enseñado a cuestionar.

Dr. Gerardo Gamba

Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán e

Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM