Opinión

Crimen que nunca estuvo en mi radar

Crimen que nunca estuvo en mi radar

Crimen que nunca estuvo en mi radar

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Sólo una pregunta… una sola pregunta…

¿En verdad por qué?

Avisé el miércoles pasado que me saltaría para próxima ocasión el seguimiento a los comentarios sobre el Foro Virtual animalista organizado por Isidro Cisneros, ya que con ilusión había apartado esta fecha para escribir sobre un caso que pintando para terriblemente injusto, negro, oscuro y tenebroso, terminó no sólo dejando un muy buen sabor de boca, sino un antecedente que sin duda alguna y obligadamente habrá de cambiar el manejo y destino de los perros supuestamente agresores en CDMX, especialmente de aquellos presuntamente “asesinos”. Ya me ocuparé de ello, porque apenas comenzando a disfrutar tan dulce victoria —lograda en mancuerna por Mara Montero-Comité Pro Animal y Javier Todd y su Rosario Palacios— fui enterada de la bárbara… pero ominosa… pero improcedente… pero indecente… pero reverendamente pen-de-ja decisión de castrar al juvenil y paseador oso negro de Chipinque, famoso precisamente por su extrema sociabilidad con el ser humano, más condición que absurdamente le costó convertirse ahora en un ente biológicamente muerto para la Naturaleza.

Además de impactarlo de forma tan inútilmente severa, sin que siquiera hubieran pasado 48 horas de la cirugía —llevada a cabo en la FMVZ de la Universidad Autónoma de Nuevo León— el úrsido fue trasladado, según, a la Sierra del Nido en Chihuahua; eso si, dizque portando un estorboso y llamativo collar de telemetría que permitirá monitorear puntualmente sus desplazamientos… ¡ajá!... Bien saben que al haberse decidido también su reubicación en territorio oso, sí, pero de subespecie diferente a la suya, sentenciaron a muerte al osito 34. Contémosle entonces los días de sobrevida a ese ser con evidente comportamiento pacífico, y al parejo…

Exijamos, más allá de las redes sociales y ante la autoridad competente, que por obvias razones no debe ser la Profepa (aunque ya intentó deslindarse de la tarugada promoviendo algo similar), una meticulosa investigación sobre la responsabilidad administrativa y científica, y como tal posiblemente penal, que debe recaer en quienes tomaron la decisión de capar a un ejemplar que no había llegado a la madurez sexual y de especie nacional protegida, empezando por quien hizo la propuesta, un tal Ingeniero Agrónomo de nombre Rogelio Carrera Treviño (Coordinador del Laboratorio de Fauna Silvestre de la Facultad referida, supuesto conocedor de úrsidos, hábil asesino… perdón… cazador, y asesor del Consejo del Parque Nacional Cumbres de Monterrey) y siguiendo por quien dio la autorización, en este preciso caso el MVZ Martín Vargas Prieto, exfuncionario de Semarnat, en mala hora reciclado por la Profepa como titular de la Dirección General de Inspección y Vigilancia de Vida Silvestre, Recursos Marinos y Ecosistemas Costeros. Y es que…

Simple y llanamente no tiene justificación el hecho, por donde se le busque, ya que si no se consideraba factible impedir que el animal bajara a la urbanización, y reubicarlo donde hay otra subespecie podía ser causa de hibridaciones, estaba sobre la mesa y con todos los gastos pagados, incluido su check up completo, la generosa oferta de Érika Ortigoza-Fundación Invictus para trasladarlo al hermoso y enorme Santuario estadunidense dedicado a grandes carnívoros, donde lo siguen esperando Pat y Mónica Craig. Siendo así, la equivocada y soberbia decisión es meritoria de sanción ejemplar, y…

Desilusión extra causó el que ninguno de los MVZ que participaron en la intervención hubiera manifestado Objeción de Conciencia. Eso dice mucho de la deficiente preparación que en esa Universidad están dando a sus alumnos.

Ya para despedirme por hoy, no quiero dejar fuera el caso de TIMPLE, perrito que sin hacerle daño a nadie, vagando como una víctima más del abandono y el desprecio humanos, silencioso y pretendiendo invisibilidad, perdió la vida de la manera más cruenta a manos de Pedro J. Borelli y Miriam C. G., residentes en Teguise, Lanzarote, España, quienes al verlo en su terreno no tuvieron empacho en capturarlo y aborregarlo de patas y manos, para una vez así, amordazarlo con cinta plástica, provocándole una muerte lenta y tremendamente agónica por asfixia, episodio que además filmaron como escarmiento para la oficina que no atendió su llamado para retirar al can. ¿La sentencia? Impedimento de tener animales por los próximos 16 meses y 4 meses de cárcel que no purgarán porque… ¡hágaseme el canijo favor!... no tuvieron la intención de matarlo.

Así el cacareado cambio humano a positivo, como resultado del confinamiento…

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