Opinión

Crisis gemelas

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Crisis gemelas

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Distintas voces de la sabiduría popular han priorizado la importancia de la salud por encima de lo material. De pequeños, todos escuchamos a nuestros mayores advertirnos de ello. Probablemente ese aforismo nunca fue más vigente que ahora a partir de la crisis sanitaria mundial generada por la agresiva propagación del nuevo coronavirus. El problema de fondo en la coyuntura de la Covid-19, no obstante, radica en que la disyuntiva de morir por la falta de salud -y los efectos del SARS-CoV-2 - o por la falta de comida y trabajo, es más aguda cuanto más abajo se está en la escala socioeconómica, y lo mismo puede decirse de los países y la posición que ocupan en el sistema internacional en términos del tamaño de su economía, los niveles de inequidad social imperantes en su interior y las condiciones de sus sistemas de salud pública, entre otros factores sociales y económicos. Si pensamos en todos los problemas que el mundo globalizado venía arrastrando antes del inicio de la crisis sanitaria, es claro que estamos ante un reto formidable que debía incidir en nuevas formas de entender la realidad, de promover la solidaridad y de buscar construir un mundo equitativo.

Diversos especialistas sostienen que el panorama es en el mejor de los casos, de incertidumbre, ya que los contagios siguen avanzando incluso en los países que supuestamente habían contenido el virus, con Estados Unidos a la punta como ejemplo desconcertante. Ian Bremer apunta que en los primeros días de la pandemia, los gobiernos del G7 y sus bancos centrales reaccionaron para apoyar a trabajadores y empresas con recursos y créditos con la esperanza de ayudarlos a navegar las aguas turbulentas en lo que reanudaban actividades productivas normales. Dicho respaldo de liquidez y el optimismo de una vacuna alentaron a los mercados financieros a mantenerse al alza. Empero, ello no será suficiente para cubrir la brecha económica pasada y futura, ya que la Covid-19 ha puesto en crisis a la economía real. (“A New Global Depression is Coming”, Time, Vol. 196., No. 7-8, 10agosto2020)

A lo anterior habría que agregar que políticamente será cada vez más difícil para los gobiernos imponer nuevos confinamientos frente a segundas o terceras olas de contagios. Otro factor discordante es la politización alcanzada, que da la impresión de que lo que importa al final es la ganancia política y no el bienestar. En México, por ejemplo, la oposición parece haber buscado en el coronavirus un aliado para intentar avanzar posiciones, algo que parece un despropósito más allá de si la estrategia gubernamental puede ser considerada exitosa o fracasada. En todo caso será una evaluación que corresponderá a la ciencia en su momento, pero no a los políticos.

Con cierto pesimismo, autores como Bremmer sugieren que los líderes deberían de resistir la tentación de decir que días más brillantes están a la vuelta de la esquina, y que más bien debían de abocarse al trabajo conjunto para evitar catástrofes y respaldar a los más pobres y a los países más afectados por el virus y la contracción económica. Y justo en este contexto, probablemente la propuesta más optimista sea la de buscar instaurar una renta básica universal.

Kanni Wignaraja, subsecretaria general de la ONU, propone “un nuevo contrato social que reequilibre las profundas desigualdades que prevalecen en las sociedades. Para decirlo sin rodeos: la pregunta ya no debería ser si se pueden encontrar recursos para una protección social efectiva, sino cómo se pueden encontrar. La Renta Básica Universal promete ser un elemento útil de dicho marco... suficiente para mantener a una persona en un mínimo modesto, con incentivos para trabajar, ahorrar e invertir. Debemos considerar seriamente su implementación bien diseñada, de modo que las crisis puedan golpear, pero no destruir.” Advierte que “si una gran parte de una generación entera pierde su sustento, sin una red de seguridad, los costos sociales serán insoportablemente altos. La inestabilidad económica seguirá al estallido de las tensiones sociales.” (“Los argumentos a favor de una renta básica universal”, Interpress Service, 7agosto2002, http://www.ipsnoticias.net)

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