Tres años y medio después de haber sido separado del reparto de la ópera Tosca, de Puccini, el tenor Dante Alcalá vuelve a Bellas Artes. El jueves 26 de septiembre interpretará al minero Joe, en La Fanciulla del West, del mismo compositor, Giacomo Puccini. “En una de las pláticas que tuve prometí no regresar a Bellas Artes mientras siguieran las 2 personas que me separaron”, dice, en entrevista con Crónica.

“Me voy con un Puccini y regreso con un Puccini, lo cual me tiene muy contento”, comenta y agrega que considera que este recinto es su casa, “que te corran de tu casa no está padre”, pues ahí fue su debut profesional.

“Tuve una plática con Alonso Escalante, director de la Ópera Bellas Artes, y él gentilmente me invitó a participar.” La dirección escénica de esta ópera en 3 actos está a cargo de Sergio Vela, y  Marcello Mottadelli es director concertador. Los papeles protagónicos serán interpretados por Diego Torre, Elizabeth Blancke-Biggs y Roman Ialcic, “es un elenco muy redondo, profesional lleno de talento experimentado y también joven, lo cual es una maravilla absoluta”, opina Alcalá.

La obra es un Western, que estrenó en 1910 en el Metropolitan Opera House de Nueva York, y cuenta la historia de amor entre Minnie y Dick Johnson. La puesta en escena de esta propuesta no es ambientación western, sino una adaptación, pero la partitura se conserva íntegra. “Es una propuesta muy diferente de los western que se han hecho. Tiene el sello de Sergio en la iluminación y la construcción de la obra misma”, añade.

Comenta que cada vez hay más personas ávidas de acercarse a la ópera y que ésta no perderá vigencia “porque puedes contar historias diferentes con el mismo libreto y la misma partitura”. Recomienda un par de puntos para que el espectador primerizo pueda acercarse a este universo: investigar quién era el compositor, de qué trata la obra y en que época fue compuesta.

“La ópera tienes que vivirla varias veces para entender la magia de las voces. No hay instrumento más perfecto, que te mueva el alma como lo hace la voz humana. Puedes no haber entendido nada, haber oído una ópera en checo, pero es un vehículo de emociones único.”

Admite que el género óperístico pone en escena mucha información, pero también considera que es digerible, y más hoy en día gracias a los súper-títulos, que traducen el guion en pantalla y vuelven la obra más accesible.

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