Opinión

David Colmenares: el auditor de los cuates

David Colmenares: el auditor de los cuates

David Colmenares: el auditor de los cuates

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

De caricatura lo que sucede en la Auditoría Superior de la Federación que de acuerdo a su propia página de internet es, los subrayados en comillas simples son nuestros: “el órgano técnico especializado de la Cámara de Diputados, dotado de ‘autonomía técnica y de gestión’, [que] se encarga de fiscalizar el uso de los recursos públicos federales en los tres Poderes de la Unión; los órganos constitucionales autónomos; los estados y municipios; y en general cualquier entidad, persona física o moral, pública o privada que haya captado, recaudado, administrado, manejado o ejercido recursos públicos federales. El resultado final de la labor de la ASF son los Informes Individuales de Auditoría y el Informe General Ejecutivo del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública.”

El auditor superior de la federación es otro de los tantos puestos que, como los consejeros del INE, es resultado de negociaciones politiqueras entre los partidos. Es decir, no importa su nivel de eficiencia que mucho antes de la auditoria de desempeño sobre los costos de la cancelación del aeropuerto de Texcoco que sorprendió a “propios y extraños” (Arturo Herrera dixit), ya estaba probado que rozaba con la nulidad. En este texto glosaré una muy interesante charla del colega Ernesto Ledesma con la inteligente, proba y profesional auditora Muna Dora Buchain para darle un correcto contexto no sólo al perfil del auditor superior, sino al resultado de su pésimo trabajo que no puede reducirse a un simple me “equivoqué, ustedes disculpen” y a lo que sigue, y en el camino como sucede en la burocracia meritocrática anuncia que ya pidió las cabezas de los responsables del “error”. Nefasto el tipo muy bien vendido a la nueva administración por el exsecretario de hacienda Carlos Urzúa cuya renuncia a la 4T empieza a entenderse cada vez mejor.

Desmantelar el régimen de corrupción no es asunto de un solo día ni de discursos, sino de evidenciar y hacer públicas las poderosas redes que lo componen entre los delincuentes de cuello blanco. Por ejemplo, el señor Colmenares, según se desprende de la entrevista de Ernesto Ledesma con la doctora Buchain, le recomendó a Urzúa para contralor de la secretaría de hacienda a quien se encargó de bloquear en la administración peñanietista el trabajo de auditoría forense de la ASF en torno a la Estafa Maestra realizado por la doctora Buchain, es decir recomendó para un puesto de primer nivel a un individuo con esos antecedentes penosos que participó también en el encubrimiento de Pasta de Conchos.

Adicionalmente se trata de un asunto de profesionalismo. Hay perfiles técnicos que no son tan fáciles de encontrar librado el asunto de las complicidades politiqueras, esto también lo comentaron en la charla aquí glosada. Al respecto es conveniente decir que todos aquellos que comparaban con mala leche el currículum de Urzúa con la experiencia de Arturo Herrera tendrían que detenerse a pensar más en lo que dicen. El no tan joven secretario de Hacienda está haciendo un buen trabajo y ahora tiene que poner el ojo en su contralor.

Esas equivocaciones nos cuestan caro a los mexicanos. Por ejemplo. Según datos de la doctora Buchain la inútil ASF tiene un presupuesto anual de 2900 millones de pesos con respecto a los 80 millones que tiene la Unidad de Inteligencia Financiera a cargo del doctor Santiago Nieto.

Adicionalmente, la actual FGR está todavía infiltrada por una serie de funcionarios medios y acaso altos, y desde luego excluyo de este comentario al doctor Gertz Manero, que forman parte de la red de corrupción que muchos periodistas ahora protegen de manera pedestre.

Por lo pronto la Unidad de Evaluación y Control de la Cámara de Diputados que, posiblemente, con base en los propios datos de la entrevistada de Ledesma tiene más presupuesto que la Unidad de Inteligencia Financiera de Santiago Nieto está obligada a auditar el trabajo del señor Colmenares, mínimo, entre otra serie de auditorías que debería estar practicando como parte de su chamba.

Se pregunta y comparto la preocupación de la doctora Buchain: ¿Qué auditó, cómo auditó y dónde están publicados los resultados de las auditorias de la referida unidad de la Cámara de Diputados? Tampoco hay, por lo menos en su página de internet, transparencia administrativa de sus responsables: ¿quiénes son, a cuánto ascienden los sueldos de estos burócratas, cito con gusto, pagados con “nuestra lana”?

Por lo pronto las filtraciones de la ASF tuvieron una clara intencionalidad política que le dieron ritmo al equipo de nado sincronizado del Ancien Régimen como lo probó el magnífico resumen que cualquier director de noticias deportivas envidiaría en la conferencia mañanera del pasado viernes 26 de febrero. Insisto que podríamos ser medallistas olímpicos en ese deporte.

Bromas aparte, la utilidad de ese ejercicio informativo diario es indispensable y quienes pretenden censurarlo en realidad promueven la perpetuación de un periodismo que no investiga sino opina a partir de guiones muy previsibles y grotescos.

dgfuentes@gmail.com