La esperanza de que el gobierno de Donald Trump conceda asilo a los migrantes que esperan en México es nula. De las 30 mil solicitudes de asilo presentadas desde el acuerdo migratorio EU-México, firmado en junio, la Administración republicana ha aceptado sólo una, pero ya se ha arrepentido.

Ayer, la abogada Robyn Barnard denunció que su cliente podría ser deportado a México, tras reabrir su proceso. El migrante fue identificado como Alec, un pastor cristiano, quien tuvo que huir de Honduras cuando la pandilla Mara MS13 lo sentenció a muerte por dirigir un programa para reformar a quienes quisieran dejar las pandillas.

El pasado 6 de agosto una corte de migración en San Diego concedió el asilo, lo que convirtió a Alec en el primer (y único) migrante que recibe un fallo favorable.

Alec, que presentó su solicitud el 28 de enero, fue uno de los primeros migrantes centroamericanos que se acogió al programa Protocolo de Protección a ­Migrantes (también conocido como “Permanecer en México”), que Estados Unidos inició de manera unilateral y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador aceptó por razones humanitarias.

(En la imagen, Alec junto a su abogada, en San Diego).