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De algunas noticias amables y de lecturas

De algunas noticias amables y de lecturas

De algunas noticias amables y de lecturas

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Lo más sensato en estos momentos angustiosos quizá sea buscar noticias estimulantes, leer grandes novelas que nos acerquen al comportamiento de la naturaleza o que reflejen al mundo visto por el cristal no siempre amable pero sí revelador de lo paródico. Por ejemplo, el New York Times publicó hace unos días un artículo, tomado del Endangered Species Research Journal, Revista de Especies en peligro, que trata del descubrimiento de una población entera de ballenas azules que se escondía del mundanal desastre en el Océano Índico. Las encontraron porque cantan una canción diferente a la de otras ballenas. Es una balada única o más bien las ballenas “cantan” cerca de doce baladas con un estilo único. “El descubrimiento, —dice Asha de Vos, biólogo marino que ha estudiado a las ballenas azules, aunque no participó de la nueva investigación—, es un gran recordatorio de que nuestros mares están poco explorados”.

No creo que Herman Melville se haya referido a los cantos de Moby Dick en las aguas de Nantucket, pero, sin duda, ésa, la que lleva el nombre de la ballena que despierta la obsesión del capitán Ahab, es una extraordinaria novela para leer (Moby-Dick, Estados Unidos: 1851). Ahab, que comanda un barco ballenero, tiene una pierna reconstruida con la mandíbula de un cachalote. Quien le arrebató la pierna fue Moby-Dick y necesita vengarse de la enorme ballena a como dé lugar. Se trata de su leviatán, la bestia marina ligada con el demonio.

Pero me refería a las baladas con carácter diferente y específico de ciertas ballenas azules que habitan en el Océano Índico. Las ballenas, continúa el doctor de Vos, “precisan una tonada que reconozca su grupo, de lo contrario, se separan”.

Les podría seguir contando asuntos de animales, los otros habitantes del planeta, que deberían tener los mismos derechos que nosotros, los seres humanos, pero para eso sería necesario que incluyera fotografías asombrosas, que las hay a pasto.

Otra noticia halagüeña reside en que las investigaciones científicas (que no son milagros) para producir las vacunas anti-COVID, no sólo servirán para crear la inmunidad de rebaño sino que han abierto nuevas posibilidades de inmunización contra el virus del Sida, la gripe estacional y el del herpes genital, entre otros males. En esto ha trabajado el inmunólogo estadunidense Drew Weissman, de la Universidad de Filadelfia.

Qué lejos quedarían las ansiedades y los miedos de los años ochenta, coronados por la amenaza del VIH, otra plaga temida por muchos. Aguardemos a las sorpresas que los científicos le tendrán pronto al mundo. Acerca de este tema, me permito recomendarles una gran novela, también ya clásica e imperdible como Moby-Dick. Se trata de La montaña mágica (1924) del genial Thomas Mann, en la que el joven Hans Castorp visita a un primo enfermo de tuberculosis en un sanatorio de los Alpes suizos. Pronto, se topará con la desagradable sorpresa de que él también padece tisis y tendrá que internarse.

La novela aborda en la voz de sus personajes, especialmente de Naphta y Setembrini, amigos que hace Castorp, asuntos filosóficos, políticos, y discuten acerca de la enfermedad, la muerte e incluso la estética. También hay visos paródicos, como la radiografía que Castorp guarda de la mujer de la que se ha enamorado o las jóvenes que caminan en la montaña y sale un chiflido entonado de su pecho, porque les han cortado los médicos una parte del pulmón. Ojalá, de veras, algún día lean esta novela, no la olvidarán nunca.

Un anuncio asombroso de la arqueología moderna ha sido el descubrimiento de un restaurante de “comida para llevar” en Pompeya. Aún hay frescos hermosos y brillantes y restos de comida callejera de hace 2000 años. Y, para que se enteren de cómo funciona la realidad cotidiana con la “realidad” psíquica, lean El delirio y los sueños en La Gradiva de W. Jensen, de Sigmund Freud (1907), donde, a través de un fresco de Pompeya y de la arrojada decisión de la vecina del protagonista de Jensen, Freud analiza uno de los más comunes problemas, aunque usted no lo crea, el fetichismo. El texto se encuentra fácilmente en la Internet.

Desentrañar la obra de grandes escritores y escritoras es un trabajo libresco. Eso es justamente lo que ha hecho Rafael Pérez Gay en su programa televisivo La otra aventura, de ADN 40 y que recientemente, con la ayuda de Bibiana Camacho, Mauricio García y Alonso Pérez Gay Juárez ha convertido realmente en un libro que se titula, claro está, La otra aventura (Cal y Arena, México:2020).

Este compendio del ingenio y la pasión por la literatura abarca a escritores mexicanos, ingleses, estadunidenses, franceses, italianos, portugueses, etcétera, que le han señalado a Rafael Pérez Gay el rumbo de su vida como el gran lector que es y su visión crítica de lo literario. Desde luego La otra lectura, el libro, se convierte en un gran regalo. En mi caso, prefiero conservarlo para mí sola y que los otros lo busquen. Soy egoísta, lo sé.

El libro contiene entusiastas invitaciones a leer un libro, varios, en particular, incluye grandes inicios de novelas y cuentos, cuenta anécdotas y sucesos de la vida literaria e incluye ensayos de Rafael Pérez Gay sobre sus libros de cabecera. Expone grandes temas como el amor, la muerte, la enfermedades y hace un registro único de sus autores tutelares, que son los que nos han determinado a casi todos los estudiosos de la literatura del XIX hasta ahora. La otra aventura me resulta un acontecimiento editorial. Muestra, además, fotos magníficas y está armado para que abramos el libro en cualquier parte que toque un tema en concreto.

Existen más noticias felices, pocas, en un año que ha sido brutal para todos los seres humanos que habitamos el planeta. Ayer mismo, una amiga querida me contó de cómo una familia se redujo a dos huérfanos, una de 22 años, todavía enferma, y otro de 11. El padre, la madre y una abuela sucumbieron al coronavirus. La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos advierte de otras plagas que podrían llegarnos. Pero no pensemos en nada de eso. La lectura nos transporta a otros realidades, a otros mundos. Leamos, entonces, y esperemos que el 2021 sea razonablemente amable con todos nosotros.