Opinión

De clase media que ansía el presidente López Obrador

De clase media que ansía el presidente López Obrador

De clase media que ansía el presidente López Obrador

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hace más de una semana que pedí en Amazon el libro Los mitos y fantasías de clase media mexicana de Gabriel Careaga y editado por Cal y Arena. Aún no me llega. Me costó caro y pensé que, como los otros libros que solicito, lo tendría al día siguiente. Yo quería continuar refiriéndome, esta vez con la información precisa, a esos mitos y esas fantasías.

También pensé que, ante los brutales asesinatos en Reynosa, Tamaulipas, donde el crimen organizado asesinó a 14 personas a sangre fría (seis grupos se disputan la frontera “chica” tamaulipeca, dice el Milenio de ayer 23 de junio) el presidente Andrés Manuel López Obrador abandonaría su discurso contra la clase media aspiracionista, ahíta de egoísmo.

Pero, contra mis apuestas, quizá ingenuas, no ocurrió así. El primer mandatario habló de la creación de una nueva clase media, emanada de su mandato, mucho más a fin a votar por Morena, asunto primordial para su gobernanza o de futuras administraciones morenistas. Encaminado, además, a la consulta popular para enjuiciar a los anteriores presidentes (extraño proceder, porque si quiere aplicar la ley no se precisa que vote el pueblo bueno en una consulta), el aumento de contagios de SARS- Cod-2 en algunos estados de la república, en concreto en Quinta Roo y Yucatán, tampoco le hacen mella. La agilización de las vacunas, ya vendrá.

El asunto más importante es la clase media (clases medias, diría yo), tan desagradecida. Ahora, en sus “mañaneras” busca exhibir las mentiras de la semana, es decir, las de los que “manipulan” los diarios, las de los articulistas fementidos y anti Cuatroté que han ido envenenando a la clase media. Desde su púlpito en Palacio Nacional, advierte a los aspiracionistas, que el dinero no es la felicidad (infiero que el pueblo bueno y llano debe ser feliz).

La receta estriba, según Andrés Manuel López Obrador, en que “Hay que tener los necesario para vivir, para mantener a la familia mientras no falte nada en casa, que no le falte nada a los hijos, pero al mismo tiempo vivir con mucha dignidad, con moralidad, con valores espirituales, que no nos obnubile el dinero, que no sea lo material lo principal”. Wow!, ¿se darán cuenta quienes votaron por él que escogieron a un hombre de fe para gobernar este país? ¿Verán en él al inmaculado cura Hidalgo que tuvo lo suyito?

Mientras tanto, uno, una, unas y unos, nos preocupamos por el desabasto de medicinas, para los niñitos con cáncer, por aquellos dejados de la mano de la Cuatroté, no importa que estén por aumentarle unos pesitos a los de la tercera edad. Dice el escritor Jorge Zepeda que el motor principal del presidente Andrés Manuel López Obrador es ayudar a los pobres (a pesar de que han aumentado en número desde el 2019), pero lo que no está claro es “la vía que ha decantado para conseguirlo”.

Volverlos clase media, diría a botepronto el presidente, pero clase media buena onda, que reconozca que la postura de México sobre Nicaragua, ante la ONU, es defender el derecho ajeno, a pesar de que el régimen dictatorial de Daniel Ortega sea ominoso y atente contra libertad de los nicaragüenses ( ominoso: palabra de moda, que Sigmund Freud entendía de otra manera).

La clase media que nuestro presidente desea fundar tendría que concordar en todo con el caudillo que habita en Palacio Nacional. Ilusionarse con las rifas presidenciales, aplaudir sus proyectos eléctricos, apoyar la necesidad del combustóleo, imaginar un viaje inolvidable en el Tren Maya o gozar con ver los aviones despegar y aterrizar en Santa Lucía (porque para viajar no les alcanzará).

Una clase media satisfecha, que no requiera de títulos académicos, que no se sulfure si al Fiscal General de la República el CONACYT le otorga el Sistema Nacional de Investigadores III, la categoría más sobresaliente, así nomás.

Una clase media que vuelva al pasado. Al principio de los años setenta, cuando no había vinos ni bebidas espirituosas importadas (¿para qué, si el presidente de entonces prefería el agua de Jamaica?).

Una clase media que abrace el ideal bolivariano, que escuche a la “nueva” (sic) trova cubana y se regodee en las letras del “gran poeta” Silvio Rodriguez : ”La era está pariendo un corazón” o “Mi unicornio azul ayer se me perdió”. Una clase media que glorifique al Che Guevara y a Fidel, aunque ignore por qué y no entienda que la Historia no absolverá a ninguno de los dos.

Una clase media, quiere el presidente, hecha a mano, “más humana y fraterna” (o sea, fraternal) que se defienda de los embates de los conservadores. Lo demás que se espere tantito.