Opinión

De grietas y monstruos

De grietas y monstruos

De grietas y monstruos

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La grieta, en cambio, la voy a tener siempre presente. Esta novela publicada en español por Lumen es quizá de los últimos trabajos literarios que escribió está increíble mujer con una vida muy interesante y a quien tardíamente se le otorgó el premio Nobel de literatura. Entregado, como siempre, en medio de remilgos o sutiles desacuerdos.

Entre el Génesis y la teoría evolutiva hay muchas historias sobre los orígenes de la humanidad. Las que encuentran arraigo en la literatura, si omitimos que el Génesis no pertenece a esta categoría, hay unas muy interesantes y La grieta de Doris Lessing se encuentra inscrita en esta variante con un planteamiento muy original: Fueron las mujeres las primeras pobladoras sobre la faz de la tierra.

En los inicios de la humanidad las mujeres daban luz a mujeres y se embarazaban gracias a «un viento fertilizador o por medio de una ola portadora de una sustancia vivificante» que desde luego coincidía con los ciclos de la luna. En ese paraíso terrenal las mujeres o grietas vivieron muchos años manteniendo un precario equilibrio, sacrificando en la roca a las grietas con malformaciones y ofreciendo en sacrificio a algunas de ellas para que nada alterara la forma de vida de esas mujeres que vivían en cuevas y veían transcurrir sus vidas de manera apacible, durmiendo desnudas a la orilla del mar, comiendo peces, cuidando de las pequeñas grietas y transmitiendo oralmente su historia.

Todo iba bien hasta que una de ellas dio luz a un monstruo. Un ser que en lugar de grieta tenía dos protuberancias y un tubo en su parte genital. Es decir, un varón. Al principio se trató de un episodio aislado, aunque que poco a poco se hizo más constante al punto de poner en desequilibrio la supervivencia del género.

Las grietas viejas ordenaban a las más jóvenes subir a lo alto de la roca a depositar a los pequeños monstruos que eran tomados por águilas que los llevaban a un valle en el que empezó a crecer la comunidad de hombres sin que las mujeres estuvieran al tanto de esta actitud salvadora de las águilas hasta que mucho tiempo después, lo descubrieron algunas grietas curiosas que incursionaron más allá de la roca.

Cómo sobrevivieron los monstruos en el valle, cómo tuvieron sus primeros encuentros sexuales con grietas quienes descubrieron que había otras formas de quedar preñadas y cómo se fueron tejiendo lazos entre las mujeres del mar que dormían en cuevas y los hombres de las chozas, son respuestas que ofrece la novela.

La historia es contada por un senador romano que entrevera pasajes de esta peculiar alborada de la humanidad, con su propia vida familiar y conyugal en el imperio.

La tradición oral y su paso a documentos, los documentos oficiales y los que son celosamente resguardados porque contravienen la historia que debe ser contada porque una “comunidad, una gente, debe decidir qué tipo de crónica quiere [perpetuar]” están perfectamente tejidos en esta novela en la que asoma el humor fino, la sensualidad, el amor y la violencia que es consustancial a grietas y monstruos desde los más remotos orígenes de la humanidad.

La traducción a nuestro idioma de Paula Kuffer, es un mérito que me siento obligado a señalar en este libro que recomiendo leer.

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