Opinión

De la incertidumbre al miedo en la NFL

De la incertidumbre al miedo en la NFL

De la incertidumbre al miedo en la NFL

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“En este momento más que en ningún otro, siento que tengo un trabajo muy peligroso”. Así de claro y dramático fue la declaración de JC Tretter, centro de Browns de Cleveland, quien por la posición que juega y la ubicación en la línea de golpeo es sin duda uno de las más involucradas en el contacto, los gritos y las secreciones corporales de estos atletas en el futbol americano.

Ciertamente todo el mundo quiere que haya temporada de la NFL, desde jugadores hasta aficionados y sobre todo los dueños y los mandos directivos de la Liga y de los medios de comunicación envueltos en la millonaria ecuación económica que esto representa, pero la pregunta a quema ropa es: ¿existe un plan de verdad para iniciar actividades de acuerdo al calendario programado por la Liga? La cruel realidad es que no.

Hace unos meses, cuando aún se veía lejano el momento de apertura de los campos de entrenamiento, existía la esperanza y hasta certeza de que habría, sino una vacuna, si un tratamiento para atenuar el virus que tiene en jaque a la humanidad hasta el momento.

Pero ahora que estamos a nada de que los jugadores deben reportarse ya con sus equipos, se difícil aceptar que no hay certidumbre alguna para hacerlo.

Lo más peligroso de todo es que la incertidumbre de hace unas semanas hoy es miedo entre los protagonistas del espectáculo: los jugadores.

LLEGÓ EL DÍA CERO. Ayer lunes 20 de julio debieron presentarse los novatos de Kansas City y Houston debido a que, supuestamente, abrirán la campaña el 10 de septiembre, y hoy martes 21 de julio deberán hacerlo los jugadores de primer año de los otros 30 conjuntos. Cabe señalar que en una semana, el próximo martes 28 de julio, deben hacerlo el resto de los jugadores.

Asimismo, no hay que pasar por alto que junto con los novatos deben presentarse a las instalaciones también los quarterbacks, si, los hombres más importantes de cada equipo.

¿De verdad las franquicias y sus entrenadores se arriesgarán a exigir la presencia de sus pilares ante la situación actual? Es una incógnita.

Y si lo anterior puede parecer una mera especulación de quien esto escribe, baste citar lo que dijo Drew Brees, al pasador estrella de los Santos de Nueva Orleans, quien aseguró que “todos queremos jugar, que haya temporada, pero si no hay un verdadero plan que dé certidumbre para la seguridad de los jugadores posiblemente no habrá futbol americano”.

Tras leer lo anterior y más aun viniendo de una de las figuras de la Liga es muy posible que sea el sentir general de los demás atletas en este momento.

Hace unos días un agente de varios jugadores de los Vaqueros de Dallas fue tajante al señalar que era evidente que el único plan que se veía en la Liga es que no había plan. Aunque dicho personaje habló en condición de anonimato nada más verídico que su punto de vista.

Es verdad que nadie tiene un plan para enfrentar este mal; ni gobiernos, ni líderes mundiales de los más diversos ámbitos y menos las ligas deportivas, donde al ser deportes de conjunto es imposible ejercer la llamada sana distancia y evitar el contacto físico, y menos aún en el futbol americano.

INTENCIONES, PROPUESTAS Y FRACASOS. Al momento, hemos escuchado o leído de muchos jugadores su sincera intensión de jugar, su amor por el juego, pero la realidad es que ninguno, ninguno ha dicho estar listo para volver al campo de entrenamiento en cuanto se lo pidan.

La Liga ha intentado por diferentes medios encontrar soluciones y ofrecerlas a los atletas, pero éstas no han convencido como se esperaba. Un claro ejemplo fue la careta transparente diseñada y desarrollada por la firma Oakley, líder mundial en lentes, visores y micas protectoras. Ningún jugador salió a aplaudir el desarrollo. Contario a eso, fue JJ Watt, el ala defensivo de los Texanos quien le dio la puntilla a la posible solución al asegurar que si usar esa mascara o cualquier otra era obligatorio, no contarán con él durante la temporada. En algún momento fue claro al señalar que en una ocasión intentó usar esos aditamentos y fue una sensación muy desagradable estar como encapsulado.

De hecho, basta pensar lo difícil que sería para un mariscal de campo ser escuchado al momento de dar el conteo para sacar el balón. Eso sería como gritar dentro de un casco de motociclista. Si nunca lo ha hecho, inténtelo, sólo que cuidado con sus oídos.

La incertidumbre es tal que las voces no han cesado de hacer eco al respecto, y muchas de las inquietudes son tan válidas que no pueden ponerse a discusión.

Sean McVay, coach de los Carneros de los Ángeles, se ha dicho absolutamente escéptico de que los campos de entrenamiento puedan llevarse a cabo de manera ordinaria como si nada estuviera sucediendo. Señala que su sensación es que esto se irá posponiendo, tal y como sucedió al cancelar el Juego del Salón de la Fama, la Ceremonia de Inducción de jugadores al Salón de los Inmorales, la suspensión de dos juegos de pretemporada y el programa presencial de temporada baja de cada equipo. “Realmente me siento escéptico de que esto pueda arrancar como debe”, dijo McVay.

Philip Rivers, ahora mariscal de los Potros de Indianápolis, fue claro y lógico al cuestionar ¿qué pasaría si varios elementos de un equipo dan positivos del virus, son asintomáticos y están a días de jugar el Super Bowl o un juego crucial de playoff? Su cuestionamiento fue si de verdad los equipos los dejarían fuera ante una situación así.

Bruce Arians, entrenador de los Bucaneros de Tampa Bay, tuvo la ocurrencia de que cada equipo debería mantener en aislamiento absoluto a un quarterback de reserva por aquello de que todos los demás pasadores se infectaran. La propuesta no tuvo mucho vuelo, pues parece surrealista.

Sin embargo, el problema comienza a escalar más cuando algunos jugadores han dejado ver que podrían no jugar la temporada por el miedo a contagiar a su familia, como es el caso de DeMarcus Lawrence, ala defensivo de los Vaqueros de Dallas, quien dijo que a una semana de reportar al campamento de veteranos “aún me siento indeciso de hacerlo. Quiero me den la seguridad de que estaré a salvo de contagio y así poder dar seguridad a mi familia”.

Lawrence dijo que se ha barajado tenerlos aislados lejos de sus familias, y aunque aceptó que es un sacrificio que podría hacer por su trabajo, no estaría dispuesto a no poder presenciar el nacimiento de su segundo hijo por temor a contagiar a su familia. “Si ese fuera el caso, creo que tendría que tomar otro tipo de decisiones a la cuales no quiero llegar”.

Exacto, eso sería no jugar la temporada, como muchos otros atletas, seguro ya lo estarán analizando.

EL PRINCIPAL JUGADOR: EL DINERO. No obstante, aquí entra otro problema: Que cada equipo pague sueldos a jugadores que no participen en la temporada. El asunto ha llegado a la mesa de discusión entre el Sindicato de Jugadores y la NFL; al momento no hay acuerdo alguno, pues si los equipos aceptaran tal proposición, seguro sería una desbandada de jugadores en el 2020.

De la misma manera, el Sindicato ha tratado de que la Liga reconozca que si un jugador contrae el virus sea considerado administrativamente como una lesión de juego, algo que los dueños se niegan a aceptar pues eso significaría la paga integra del salario para el atleta. Este ha sido uno de los puntos más delicados y tensos en las conversaciones entre ambas partes.

Al momento, la Liga sólo ha cancelado tres juegos, el del Salón de la fama y dos de pretemporada (aunque el Sindicato presiona para que sean los cuatro encuentros), pero la realidad es que el panorama no luce nada prometedor para que se pueda cumplir con el calendario en tiempo y forma como lo ha propuesto la Liga con el inicio de la temporada el jueves 10 de septiembre.

Mientras tanto, algunos equipos han señalado que sus juegos serían a puerta cerrada como los Jets de Nueva York y las Águilas de Filadelfia, o con un muy bajo porcentaje de asistencia de aficionados como los Delfines de Miami y Acereros de Pittsburgh (donde será obligatorio usar careta de acrílico).

Aun así, a estas alturas, lo que importa es la seguridad de quienes dan el show, y por el momento no existen garantías. El jugar sin afición realmente no inhibe en lo más mínimo el riesgo de los jugadores en el campo.

Lo que tenemos por delante es realmente una encrucijada. La NFL y los dueños no parecen convencidos de cancelar la campaña, hay muchísimo dinero de por medio para la Liga más rica del mundo; quizá muchos jugadores decidan no participar en caso de que haya temporada y de ser así ¿qué quedará?, ¿un remedo de competencia deportiva como lo que han mostrado las otras ligas de diversos deportes en el mundo, justas de baja calidad, desencantadas, con figuras jugando por debajo de su nivel habitual por un justificado temor al contagio?

Después de todo lo anterior, creo que el punto de vista de JC Tretter engloba perfectamente la problemática de la situación: “Imaginemos que se da un contagio en varios de los jugadores de un equipo, de la línea ofensiva, por ejemplo; de suceder me pregunto ¿cómo sería el juego de la semana siguiente?

fernando.argueta1967@gmail.com