Opinión

De peras, manzanas y golpes de Estado

De peras, manzanas y golpes de Estado

De peras, manzanas y golpes de Estado

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El clima del trópico tiene efectos extraños en el Presidente López Obrador. La carta al Rey de España, que después se perdió en los archivos de Palacio, en la que le exigía que pidiera perdón por la conquista la escribió bajo el influjo del calor y el ambiente húmedo de la selva. En este ambiente, el fin de semana pasado, envió los tuiters “denunciando” un imaginario golpe de Estado en México desde su finca en Palenque.

Cito: “¡Qué equivocados están los conservadores y sus halcones! Pudieron cometer la felonía de derrocar y asesinar a Madero porque este hombre bueno… Aquí no hay la más mínima oportunidad para los Huertas, los Francos, los Hitler o los Pinochet. El México de hoy no es tierra fértil para el genocidio ni para canallas que lo imploren.”

Estas frases generaron una reacción inmediata en la opinión pública por lo inusitado del hecho, ya que nadie duda de la lealtad del ejército, ni es el momento para que el presidente se cubra de cenizas la cabeza y se rasgue las vestiduras al estilo del Rey David, quien lo hizo arrepentido por su pecado de soberbia y abuso de poder para quedarse con la bella Betzabel.

Una reacción que no toma en cuenta la teoría constitucional clásica que distingue entre golpe de Estado y cuartelazo. En su tuit, el Presidente confunde conceptos y situaciones históricas diametralmente opuestas.

El Presidente Madero sufrió un cuartelazo. El general Huerta, en quien el apóstol de la democracia había depositado su confianza y la defensa de la Ciudad México de los rebeldes, lo traiciona, lo arresta y asesina, junto con el Vicepresidente Pino Suárez por los rumbos de Lecumberri. El usurpador, comandante del Ejército Porfirista, en un acto legaloide es electo Presidente Interino, pero los otros dos poderes permanecen cómplices de la tropelía, con la honrosa excepción de algunos políticos, que imitan a Belisario Domínguez, que denuncian la felonía y son perseguidos o asesinados.

El recurso legaloide huertista se parece mucho a la Ley Bonilla, avalada por la Secretaria de Gobernación, por tener presunción de validez, en una actitud que iguala a Lascuráin cuando ocupó la presidencia provisional por el tiempo suficiente para nombrar secretario al sanguinario general para que éste último pudiera sentarse “conforme a lo dispuesto en la Constitución” en la silla presidencial. Todo bajo la mirada complaciente del gran amigo de México y de su presidente espurio, el Embajador Henry Lane.

Hitler dio un golpe de Estado, que es la imposición de uno de los poderes, el ejecutivo, sobre cualquiera de los otros dos. Esto sucedió cuando el dictador, intérprete único de la voluntad del pueblo alemán, líder de la mayoría incuestionable en esos momentos, determinó disolver el Reichtag, alegando una conspiración de los comunistas y asumió el poder total para iniciar el Cuarto Reich. Este hecho concluyó con la República de Weimar, que era un modelo de democracia representativa plural y pretendió ser sustituida por una democracia popular participativa.

El Presidente López Obrador confunde las peras con las manzanas. No es lo mismo cuartelazo, que golpe de Estado. El primero es atribuible a las fuerzas armadas como también sucedió con Pinochet que asesinó a Allende. El segundo sucedió en la Alemania Nazi en la que uno de los poderes constituidos, subordinó a los otros poderes que lo estorbaban en su proyecto de transformación popular.

El cuartelazo es una expresión de la fuerza militar relacionada con la figura de un general con ascendencia entre las tropas. En México, no hay condiciones para que esto suceda y la lealtad del Ejército, Fuerza Aérea y Marina hoy es incuestionable.

En cambio, las condiciones son propicias para el surgimiento de un gobierno autoritario: una mayoría legislativa incondicional, un Presidente de la Suprema Corte inclinado públicamente a la ideología del gobierno, una sociedad permanentemente movilizada por el líder del pueblo, una estructura política paralela a la administración pública, conocida como los servidores de la Nación, que reparte beneficios económicos directos a los grupos afines al gobierno, un discurso de gobierno basado en la ideología y no en los resultados, un ataque sistemático a la prensa y a los espacios institucionales autónomos, así como el aislamiento del adversario político —convertido en enemigo— para atacarlo y acusarlo de todos los males.

Los tuiters del Presidente son ¿una advertencia a las fuerzas armadas para contener un cuartelazo o un anuncio del proyecto político del gobierno de la Cuarta Transformación? La confusión entre las peras y las manzanas puede ser algo más que simple ignorancia de la teoría constitucional.

La preocupación expresada en la prensa, respecto al texto presidencial lamentablemente tiene sustento en actitudes cada día más autoritarias del gobierno. Deseo equivocarme, pero la añoranza por el autoritarismo populista del pasado es demasiado fuerte. No hay buenos augurios.

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel I

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