El pasado 11 de diciembre, se difundió en redes el suicidio de una alumna del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). El tema se convirtió en trending topic con múltiples comentarios acerca de alumnos que habían tenido que realizar sacrificios enormes en su historia dentro del Instituto, junto con las historias de aparentes cuatro suicidios más en el último semestre, para luego dar paso a dos flujos de la información: el de los alumnos que se comenzaron a organizar para solicitar cambios en el cuidado a la salud mental en la universidad y en la organización académica (cuestión que sigue en desarrollo), y el de comentaristas de twitter que acusaban de exageradas las quejas fragmentando al mundo en #boomers y #martiresdestarbucks. Todo esto es un fenómeno súper interesante para el análisis social, pero esta columna es sobre salud y en temas de salud tenemos que hablar sobre suicidio.

El suicido en México representa la segunda causa de muerte entre jóvenes de 15 a 25 años, sólo después de los accidentes automovilísticos y, debido a esta causa, mueren de 1 a 4 de cada 100,000 habitantes en el país. Habitualmente, consideramos que sólo los deprimidos se suicidan, pero no es así. El 75-80% de los suicidios vienen como resultado de una depresión profunda y como complicación de este proceso, pero hay que ser claros que el incremento desmesurado de un episodio de ansiedad, o incluso, el lado contrario de la depresión, un momento de euforia máxima, conocido como manía, pueden hacer que la persona este exageradamente impulsiva, no tome las mejores decisiones y termine por cometer suicidio. El suicidio, pues, representa un problema de salud pública. Éste ha incrementado en cuatro veces desde 1973, pero sobre todo en el grupo poblacional de adolescentes y adultos jóvenes, justo como lo vimos en el caso de la alumna del ITAM. Es por eso que, sobre este evento y en el apartado exclusivo de salud mental, vamos a puntualizar los siguientes comentarios:

Para concluir, hay que poner los elementos de atención a la mano de todos, y todos y cada uno, tenemos que madurar lo suficiente en el conocimiento de la salud mental para solicitar la atención.