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“De verdad que se parece a la asesina de Fátima”; psicosis en L-3 del Metro

“¿Verdad que se parece?”, preguntó una mujer de 36 años que jaló tres veces la palanca de emergencia para que el conductor del tren y los policías llegaran a corroborar su hipótesis. “Me están calumniando”, revira señora en el metro Zapata,

“De verdad que se parece a la asesina de Fátima”; psicosis en L-3 del Metro

“De verdad que se parece a la asesina de Fátima”; psicosis en L-3 del Metro

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

“Me están calumniando”, dijo una señora ayer a las 11:00 horas. “Ella me preguntó que si se parece y la verdad sí se parece, nadie la está acusando”, reviró un inspector del Sistema Colectivo Metro (STC) a la señora que, en la estación del metro Zapata, fue señalada como la posible persona que sustrajo a la niña Fátima el pasado 11 de febrero en Tulyehualco, alcaldía Xochimilco.

“¿Verdad que se parece?”, preguntó una mujer de 36 años que jaló tres veces la palanca de emergencia para que el conductor del tren y los policías llegaran a corroborar su hipótesis. “Sí”, respondieron todas las usuarias que iban en el primer vagón de la línea 3 y quienes de inmediato buscaron en internet el rostro hablado que difundió antier la Fiscalía General de la República (FGR) junto con la leyenda: recompensa de 2 millones de pesos.

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Mientras el metro permanecía detenido en Zapata, el inspector, el conductor y un policía argumentaban a la señora y a la denunciante que necesitaban bajarse de la estación. La inculpada se negó, dijo que tenía que ver a su hijo en Copilco y que mejor se bajaran con ella hasta esa estación.

Ante la renuencia y después de que la señora mostrara su credencial del INE, el policía accedió y fue ahí, en Copilco, cuando empezó el protocolo que en un inicio nadie supo bien cuál era.

“La verdad sí está igualita”, “que se vayan a pelear a otro lado”, “dicen que es la señora que se llevó que la niña”, murmuraron algunas usuarias que también bajaron en Copilco.

Al llegar, ambas descendieron del vagón junto con algunas mironas. Tres policías ya las esperaban. La señora seguía diciendo que la estaban calumniando, “¿cómo le hago para denunciar que me tienen detenida aquí?”, dijo.

Los policías insistieron en que no la estaban deteniendo, que era una revisión, como pasa con los coches. Otros refuerzos del metro arribaron y entre todos se preguntaron, en tono de murmullo, “¿qué procede?”.

El inspector del STC dijo que ya habían avisado a las autoridades y que estaban en espera de que se cotejara el rostro de la señora con el retrato hablado emitido por el FGR.

De pronto la atención fue para la mujer de 36 años. Los policías recién llegados la interrogaron acerca de qué había pasado, si la señora iba con ella o cómo es que la reconoció.

“Estaba sentada y me dio mala espina desde que se subió al metro, me dijo que le diera el lugar (reservado). Le contesté que sí, pero justo en ese momento estaba viendo en el Face la imagen del retrato hablado y cuando volteé vi que se parecía a la señora”, narró.

Esta misma anécdota platicó tres veces más, cuando llegó un trabajador del metro con chaleco naranja, cuando minutos después arribó otro policía y cuando unos oficiales llegaron a escoltarla por si la señora la agredía.

“Es que en serio, se parece. Vi en Facebook otra imagen más nítida. No estoy diciendo que ella sea pero se parece mucho”, continuaba la mujer de 36 años, rodeada de policías mientras reiteraba su presunción.

Además, dijo sentirse nerviosa, ella sólo vio la imagen y coincidía, repetía. Para calmar sus ansias, empezó a platicar que le gusta la literatura rusa, que ella sólo iba a Ciudad Universitaria para ver unos papeles y que no quería meterse en problemas.

Eran las 11:43 horas y los operativos y policías del metro ya sabían qué hacer: esperar a que “una autoridad de inteligencia nos diga si sí corresponde el rostro de la señora con la imagen difundida, e independientemente de eso, ambas deberían de acudir a MInisterio Público” para dar su narración de los hechos.

“Mientras, hay que tomar sus datos”, dijo un oficial. Para ese momento, ya tenían fotos de la mujer inculpada, de la denunciante y de las mironas.

“Es que están ofreciendo dos millones”, dijo la mujer de 36 años y de manera abrupta se interrumpió y pensó en voz alta: es de la liga. “¿La conoces?”, le preguntó un policía. “No, es que estoy nerviosa”, fue su respuesta y rápido empezó a buscar fotografías en su Facebook.

“Tranquila, no pasa nada, ya quisiéramos ciudadanos como tú”, señaló un policía.

Después, a ambas las llevaron escoltadas a los torniquetes, la denunciante no salió pero la señora sí y la colocaron junto a un módulo. Ahí llegaron más operativos del STC Metro, la señora seguía diciendo que la estaban calumniando, pero los policías decían que por protocolo, “por que esa gente no opera sola”, debían permanecer separadas a una distancia considerable.

La mujer más joven expresó varias ideas mientras esperaba: “pensé que esa noticia era fake news porque así me creí dos noticias anteriores”, “la señora se para como árabe”, “me gustan las series policíacas...”

En eso llegó una mujer policía anunciando: la unidad de inteligencia acaba de decir que no coincide con la persona buscada. “¿Me equivoqué?”, se dijo la joven para sí misma y en voz alta. “Ya hay que movernos, porque ya mero llegan las chicas que se manifestarán hoy y su punto de reunión es aquí, en Copilco”.