La deforestación en la Amazonia brasileña se disparó cerca de un 30% entre agosto de 2018 y julio de 2019 y alcanzó su mayor nivel en once años.

En concreto, se talaron o quemaron 9 mil 762 kilómetros cuadrados de selva en un año, una superficie equivalente a cerca de 10 mil campos de futbol, de acuerdo con los datos oficiales del estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).

Los datos divulgados este lunes, los cuales emplean una metodología que se conoce como Prodes y está basada en imágenes por satélite del INPE, encendieron de nuevo las alarmas de las organizaciones medioambientales, entre ellas WWF.

“Vertiginoso”. Alarmado por los datos, la ONG WWF advirtió que “la deforestación ha crecido de forma vertiginosa y, si el Gobierno Federal no modifica profundamente su postura en relación con el tema, tenderá a crecer todavía más el próximo año, haciendo con ello que el país retroceda 30 años en términos de protección de la Amazonía”.

El crecimiento de la destrucción de la Amazonía fue atribuida por los ecologistas a la retórica antiambientalista de Bolsonaro, quien durante la campaña electoral llegó a proponer, entre otras medidas, relajar la fiscalización ambiental en la región y reglamentar la minería en las reservas indígenas.