Opinión

Del Olimpo al olvido en la NFL

Del Olimpo al  olvido en la NFL

Del Olimpo al olvido en la NFL

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Llamó la atención del equipo de Washington haber dado de baja al quarterback Dwayne Haskins cuando aún restaba un juego de la temporada regular. Sorprende porque hace apenas un par de años atrás Haskins fue su primera selección colegial y el hombre en quien el equipo ponía sus esperanzas de reconstrucción al verlo como la imagen y jugador franquicia del conjunto.

Como muchos, este chico llegó a la NFL con un gran cartel procedente de Ohio State, aunque con un pero que a muchos les sucede: con pocos juegos como abridor en el futbol colegial lo que a la postre afecta la llamada transición al futbol americano profesional.

De hecho, como se recordará, el entonces entrenador de los aún Pieles Rojas, Jay Gruden, no quería seleccionar a Haskins en 2019, sin embargo, fue impuesto por el controvertido dueño del equipo Dan Snyder, quien a toda costa quería al pasador de Ohio State.

Con sólo 14 juegos en el futbol colegial y apenas en su segundo año de cuatro que debería haberse desarrollado en el futbol universitario, Haskins, como muchos otros jugadores, decidió ir por el dinero y la fama del profesionalismo y apenas siendo un jugador de segundo año en el colegial decidió dar el salto al Draft de la NFL en 2019.

Como era de esperarse, sus números llamaron la atención de inmediato: 50 pases de anotación en sólo una temporada de 14 juegos por sólo 8 intercepciones no podían pasar por alto para muchos buscadores de talento o gente de la NFL como Snyder, no obstante, al cabo de tan sólo dos años en la Liga, la realidad de su inmadurez como jugador y como persona cayó por su propio peso.

En vez de progresar en la posición fue notorio su retroceso como jugador, y lo peor de todo, su falta de interés por mejorar y rescatar la confianza que ya se veía dañada tras la llegada de Ron Rivera como coach de Washington al relegarlo como tercer mariscal de la plantilla por debajo de Kyle Allen y Alex Smith.

Frecuentes inconsistencias a nivel deportivo como personal, como el hecho de hacerse selfies en los juegos, publicar fotos en fiestas personales o celebraciones en plena pandemia y sin cubrenbocas, además de su poco desarrollo en la posición fueron la justa consecuencia del hartazgo del staff de coacheo para pedir su baja del equipo. El haberlo cortado a sólo una semana de que terminara la temporada, cuando bien podrían haber esperado al final de la misma, habla de la poca empatía que ya existía entre el jugador y el equipo.

Como es de costumbre, las reacciones de jugadores y entrenadores de la Liga ante tal noticia no se hicieron esperar y la mayoría coincidió en que con apenas 23 años tiene aún muchas oportunidades por delante para aprender de su error y enmendar el camino.

No obstante, la pregunta es: De verdad aprenderá la lección o terminará como mucho en el olvido y la decepción.

SU REALIDAD

Entre los comentarios que más llamaron la atención sobresalió el del mismo coach de Washington, quien dijo que sin duda la potencia del brazo de Haskins es su gran arma y por lo que de seguro muchos voltearían a verlo en un futuro cercano, aunque como puntualizó, esa fuerza en su brazo quizá sea lo único que posee este chico.

Vaya comentario o crítica tan fuerte y cruda para un mariscal de campo, pues se sabe que en esta posición se requiere no sólo de musculo, sino de mucho cerebro para ejecutar el trabajo de leer defensivas, tomar decisiones y manejar una barbaridad de información y jugadas. En pocas palabras, el coach dejó ver que Haskins no posee más cualidades que su brazo.

Sin jugarle al adivino, podemos decir que este chico no pasará más allá de una promesa que decepcionó y que de encontrar acomodo en la Liga seguro será como un suplente y nada más.

Con el caso de Haskins quedá una vez más demostrado el creciente problema de jugadores que sin haber terminado su elegibilidad colegial de cuatro años (en que pasan de ser Freshman, Sophomore, Junior y Senior) dan el salto para ser elegibles en Draft de la NFL y el resultado es jugadores con pocas madurez deportiva y mental para cargar con la responsabilidad de ser profesional, y más aún en la posición de mariscal de campo.

MADUREZ

De acuerdo con Bill Parcells, uno de los mejores entrenadores que han existido en la NFL, un quarterback que no jugó cuatro años en el colegial no posee la madurez total para dar el gran salto, pues se trata de un proceso mental muy complicado.

Parcells llegó a señalar que un pasador debe, por lo menos, haber sido titular en 25 juegos universitarios para tener esa madurez deportiva y mental.

Si lo anterior suena exagerado, baste señalar que en su momento Eli Manning llegó a comentar que un quarterback necesita por lo menos tres años para asimilar la velocidad y complejidad del juego en la NFL, y como lo han señalado otros pasadores, como Terry Bradshaw, la madurez absoluta y plenitud de un mariscal llega después de los 30 años de edad.

Es verdad, existen excepciones como el mismo Patrick Mahomes, pero hay que tener en cuenta que tuvo todo un año de aprendizaje en la banca, además de contar con un mentor muy calificado como el coach Andy Reid, y eso ya es otra historia para futuros temas a tratar.

Ese aprendizaje en las laterales es crucial y otra de las pruebas es Aaron Rodgers, que pasó varios años a la sombra de Brett Favre en Green Bay o Steve Young viendo desde la banca a Joe Montana en San Francisco.

Sin embargo, tras el cese de Haskins, una vez más queda esa incógnita y decepción como aficionado sobre esos jugadores, en especial quarterbacks por lo galmuroso de la posición, que desperdician la oportunidad de su vida de ser ídolos, estrellas, líderes y pasar a la historia como íconos de la NFL. Ejemplos hay muchos como Ryan Leaf con San Diego en 1998 o más recientemente JaMarcus Russell con Oakland en 2007 o Johnny Manziel con Cleveland en 2014.

Por eso, retomo las palabras de JJ Watt, el ala defensiva estrella de Houston, quien tras la derrota de los Texanos hace unos días dijo: “tenemos el mejor trabajo del mundo, nos pagan mucho dinero, hay mucha gente que invierte su tiempo, su dinero, sus sueños y esperanzas en nosotros como jugadores, como equipo, y no es justo que les paguemos de esa manera; así que si no podemos hacer el trabajo mejor vayamos a hacer otra cosa”.