Opinión

Descoordinación y miedo globalizados

Descoordinación y miedo globalizados

Descoordinación y miedo globalizados

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En la colaboración anterior nos referimos a las contradicciones de la globalización que entrelazan procesos políticos, económicos, sociales y culturales internacionales, nacionales, regionales y locales como parte de fenómenos de convergencia o divergencia, más o menos evidentes en determinadas coyunturas, pero que bajo esa lógica muestran la interdependencia que existe entre ellos y en el mundo, así como entre las sociedades y los individuos. En la actual coyuntura, los temas vinculados a la salud pública han venido a subrayar ese carácter de estrecha interrelación que prevalece en el sistema internacional, si bien por las malas razones en relación con la pandemia del virus COVID19.

En primer lugar, la propagación de este nuevo virus ha puesto en evidencia que la racionalidad, el conocimiento científico y el miedo caminan por veredas paralelas a muy distintas velocidades, lo mismo que el egoísmo y la solidaridad. No puede obviarse que el surgimiento y la expansión del virus ha estado vinculada estrechamente con la mentira y el ocultamiento, en su origen, y con la indiferencia y la irresponsabilidad, en casos sucesivos. La combinación de esos elementos de carácter político en conjunción con las fuertes capacidades de contagio del virus, ha allanado el camino de su propagación global. Pero no es todo, paradójicamente se les ha pedido a las personas en los diferentes países donde se recrea la enfermedad, no actuar irracionalmente y no dejarse llevar por el miedo, pero los mercados y las bolsas de valores han venido actuando con el compás del pánico como su sextante. En el horizonte, dejan entrever la zozobra política y económica que permanecerá aún después de que se logre apaciguar al bicho.

En segundo lugar, y probablemente más preocupante, es que en el nivel político se ha puesto de manifiesto la descoordinación y la desconfianza entre gobiernos y países, así como la falta de visión para trabajar en equipo frente a una amenaza sanitaria con importantes repercusiones en lo general para la sociedad mundial y para las nacionales en lo particular. Cabe comentar que las organizaciones internacionales encargadas en la materia, han cumplido su papel de la mejor manera en la que han podido, sobre todo a nivel informativo y de formulación de recomendaciones (a los interesados conviene consultar el portal electrónico de la Organización Mundial de la Salud www.who.int), pero con muy escasa incidencia para atajar estructuralmente el problema, justo por las limitaciones que les son naturales, al no constituir entidades supranacionales de gobierno sino ser la aglutinación de numerosas voluntades nacionales.

En tercer lugar, sin restar importancia al hecho de la naturaleza desconocida sobre los efectos y alcances de la nueva enfermedad infecciosa, y que por ello no existen medicamentos, ni vacunas, ciertamente es inquietante observar la propagación de desinformación y el actuar de ciertos grupos con intereses particulares, en ocasiones minando el mejor entendimiento de la situación, contribuyendo a propagar la frustración y el descontento.

De acuerdo con los especialistas en la materia, la buena noticia es que en un plazo relativamente corto de tiempo habrá los recursos físicos para pasar de la contención a la mitigación y el futuro control de la pandemia a través del desarrollo de medicamentos y vacunas virales. A pesar de las vicisitudes, cada vez es más claro que solamente a través de la acción coordinada, habrá de llegarse a la primera meta planteada con respecto a la pandemia: cortar los eslabones de su expansión. Tal vez sea mucho pedir, pero los gobiernos y las sociedades deberíamos de adelantar algunas de las posibles conclusiones positivas de esta experiencia lamentablemente en curso, como lo fundamental que resulta acordar mecanismos que —en las contradicciones de la globalización— nos permitan afianzar ciertos entendidos de coordinación en favor del desarrollo y el bienestar de las sociedades y los individuos, bajo la premisa de la sabiduría popular de que es mejor prevenir que curar.

gpuenteo@hotmail.com