Metrópoli

Desenchufan módulos de policía que instalaron en ocho alcaldías

Ya no operan, sólo dejaron a un policía bancario vigilando que no grafiteen o rompan los cristales de las estaciones. Sheinbaum asegura que no tienen impacto contra la delincuencia; los ocupará como oficinas de algunas dependencias

Ya no operan, sólo dejaron a un policía bancario vigilando que no grafiteen o rompan los cristales de las estaciones. Sheinbaum asegura que no tienen impacto contra la delincuencia; los ocupará como oficinas de algunas dependencias

Desenchufan módulos de policía que instalaron en ocho alcaldías

Desenchufan módulos de policía que instalaron en ocho alcaldías

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

En Gustavo A. Madero, Tlalpan, Azcapotzalco, Miguel Hidalgo, V. Carranza, Cuauhtémoc, Magdalena Contreras e Iztapalapa, la mayoría de las estaciones de Policía que fueron instaladas en bajopuentes y puntos estratégicos durante la administración de Miguel Ángel Mancera, ya no operan.

El equipo de cómputo que se había instalado en los sitios ya fue retirado, lo mismo que las pantallas, aunque algunas fueron robadas —como el de la estación de Balbuena (un ladrón se disfrazó de policía y se llevó todas las pantallas)—.

Asimismo los agentes que se encontraban ahí fueron reubicados.

La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, aseguró que no tienen impacto contra la delincuencia; que los ocupará como oficinas de algunas dependencias.

En un recorrido por 30 de estos lugares se comprobó que en los cubículos sólo queda un policía bancario —ya no Auxiliar— cuidándolos.  “No quieren que las grafiteen, rompan los cristales o se vengan a orinar”.

En el módulo ubicado en “Prados del Rosario”, a 300 metros de la estación del Metro El Rosario, el oficial Trejo, de la Policía Bancaria e Industrial (PBI) y quien resguarda el lugar, comentó que cuando se inauguraron las estaciones había de 120 a 180 elementos de la Policía en los tres turnos y recordó que antes todos los elementos hacían honores a la bandera a las 5:00 horas.

“Antes teníamos pantallas que nos mostraban las cámaras de seguridad cercanas al CCH Azcapotzalco y a la avenida Aquiles Serdán, pero la pantalla se la llevaron”, lamentó.

“Hay sólo una computadora, pero ni la uso, antes había gente que atendía las denuncias y se estacionaban las patrullas en la parte de atrás; ahora ya nada de eso”, añadió el uniformado.

En la alcaldía de Miguel Hidalgo, a 200 metros de la entrada de la estación Tacuba del Metro, otro módulo se ubica debajo del puente vehicular, cerca de la entrada a la avenida México-Tacuba. Está solo.

“Esta zona era el basurero de todos los ambulantes y de los del mercado. Lo supieron rescatar, de hecho aquí además de la estación, pusieron juegos para los niños y banquitas…”

“Funcionó, pero desde hace unos meses se abandonó, aquí nada más tenemos dos computadoras y una pantalla, que ni funciona”, explicó el oficial Gerardo Vázquez.

En los módulos de Luis Cabrera, ubicados en la Roma e Insurgentes Sur, en la alcaldía Cuauhtémoc,  ni siquiera hay oficiales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana  (SSC) cuidándolos. Sin embargo, hay empleados de limpieza que se encargan de regar las plantas, limpiar los vidrios y mantener en buen estado el sitio.

Hay otros módulos se dicha alcaldía que siguen funcionando.

Del otro lado, en  la estación “Tizimin”, en la alcaldía Tlalpan, ni siquiera elementos de seguridad tiene. Se encuentra cerrada desde hace varios meses. Los vecinos argumentan que desde noviembre del año pasado no está funcionando.

En Gustavo A.Madero, Hirám Almeida inauguró el modúlo “El Gran Canal”, con bombo y platillo, actualmente ya no opera.

Recordar que en las alcaldías de Xochimilco, Milpa Alta y Cuajimalpa no se instalarón estas estaciones, y que en algunos territorios, como Cuauhtémoc, continúan brindando servicio.

SIN FUTURO. A pesar de que la anterior administración capitalina colocó estos módulos en sitios donde la inseguridad crecía, para esta administración son de poca ayuda para combatir la delincuencia.

La inversión que hizo la administración de Mancera fue de 5 millones de pesos para14 estaciones. Actualmente existen 77 que en su mayoría se encuentran olvidadas, sin el equipo de cómputo con el que se inició o presumen guardias que ahora los cuidan.

Claudia Sheinbaum indicó  en días pasados que dichos módulos no tenían un impacto contra la delincuencia; incluso prometió que no los desmantelaría, que sólo los usaría para oficinas de otras dependencias.

“Se ven bonitos, pero no pasan de eso, realmente no existe algo que nos indique que funcionen, estamos analizando convertirlos en oficinas para realizar trámites”, señaló la mandataria local.

Hasta el día de hoy se desconoce cuál será realmente el destino de estos módulos que comenzaron como un modelo que se implementaría en toda la capital y actualmente no funcionan.

No hay respuesta. El 29 de mayo, en 30 segundos, tres hampones asaltaron a varios conductores que circulaban por Canal de Churubusco, frente a la Plaza Central, que está junto a la Central de Abasto.

Lo hicieron a plena luz del día —a las 11:40 de la mañana— y a no más de 100 metros de donde se ubica el módulo de policía de la estación Central de Abasto, y a 600 metros del que se ubica en el bajopuente de Río Churubusco y Eje 6.

Fue un asalto más en la zona oriente de la Ciudad de México.  El semáforo en color rojo fue el cómplice perfecto para que los asaltantes comenzaran a trabajar. Dos de inmediato abordaron al conductor de una camioneta SUV color blanco. Lo tomaron por sorpresa, ni remotamentese imaginaba que lo iban a atacar.

Uno de los hampones sacó el arma que traía en el cinto del pantalón y se la mostró. Le ordenó bajar el vidrio. En eso se consumieron no más de 10 segundos. Rápido le pidió la cartera, mientras que su comparsa le exigía a la mujer copiloto su celular. No le hizo caso porque entró en shock.

El segundo ratero se veía molesto, pues la mujer no reaccionaba a sus indicaciones. Hizo como que se retiraba, pero luego, al dar seis pasos regresó, con el rostro más agrio y amenazante que podía mostrar. De nuevo le pidió el teléfono. Pegó en la ventanilla para intimidarla hasta que lo consiguió.

Del otro lado, el hampón no se conformó con la cartera, exigió el celular, y, para apresurar a su víctima, agitó la pistola de carcasa negra. Amagaba con accionarla si no le hacía caso.

El tercer ratero cumplió su misión: vigilar que no se acercara un policía o no se presentara contratiempo alguno. Pasaba una y otra vez por detrás de la camioneta. Su misión la realizó hasta que sus compinches terminaron la fechoría.

Todos huyeron rumbo a Río Churubusco, antes brincaron el pequeño camellón, driblando los vehículos que se topaban a su paso. “Si hubiera policías en los módulos, no pasaría esto”, reconocieron vecinos y comerciantes.