Visiblemente cojeando a causa de la ciática, el Papa Francisco encabezó las ceremonias de la Semana Santa en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, sin presencia de numerosos fieles, aunque la respuesta de los católicos a través de los medios de comunicación fue del todo positiva y numerosa.

La pandemia de Covid 19 hizo que se adaptaran algunos momentos litúrgicos, como por ejemplo el Viacrucis, que en este año, los niños desempeñaron un papel importante y solemne rompiendo la tradición de que se realice en el Coliseo, que fue uno de los escenarios del martirio de cientos de cristianos durante el Imperio Romano.

Entre los mensajes que dio el Papa, el sábado santo dijo que “en estos momentos oscuros de pandemia oímos al Señor resucitado que nos invita a empezar de nuevo y a no perder nunca la esperanza”.

En la ceremonia de la vigilia pascual, el Papa Francisco aseguró que “Jesús no es un recuerdo, está vivo y nos acompaña siempre, en los momentos buenos y malos de nuestra vida, y durante su homilía, lamentó que para muchos, la fe es un viejo recuerdo de la infancia que ya no significa mucho, y ven a Jesús como un amigo del pasado”,

También recordó que “la vigilia pascual recuerda el triunfo de Cristo ante la muerte, pues resucitó y salió glorioso del sepulcro.

Otro de los momentos especiales fue la prédica del cardenal franciscano Raniero Cantalamesa, predicador de la Casa Pontificia, quien dijo que “la fraternidad católica está herida” y evocando a la encíclica Fratelli tutti señaló que este documento “ha despertado en muchos corazones la aspiración hacia ese valor universal, y ha puesto de relieve las muchas heridas contra ella en el mundo de hoy”. Explicó que hermano es toda persona humana y que hermano, en la Biblia se define como prójimo.

En cuanto a la Arquidiócesis ¨Primada de México, el Cardenal Carlos Aguiar Retes también celebró los oficios, algunos de ellos en la Catedral Metropolitana, y señaló: “No busquemos a Cristo en la muerte sino en la vida, no tengamos miedo de ver nuevas fallas, nuestros fracasos, nuestros sufrimientos y constatar una y otra vez nuestra fragilidad. En Cristo somos una y otra vez renovados y fortalecidos.”

También, el viernes santo, el cardenal Aguiar Retes señaló que esta fecha es una oportunidad para que los católicos se pregunten si lo son por tradición o si ya se reconocen como verdaderos discípulos de Jesús, integrantes de la comunidad eclesial, donde alimento mi fe y mi esperanza.”

Por su parte, en Iztapalapa, la histórica representación de la pasión de Cristo que hacen los lugareños de los ocho barrios, tuvo lugar sin las multitudes que tradicionalmente acuden a presenciarla, que son del orden de dos millones de personas, y que este año que fue la 178 representación, tuvo lugar con un reducido número de actores y a puerta cerrada en el santuario del Señor de la Cuevita, a causa de la pandemia.