Opinión

Dos caras de la misma moneda

Dos caras de la misma moneda

Dos caras de la misma moneda

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La excesiva financiarización de la economía y la enorme desigualdad son signos de nuestros tiempos y dos caras de la misma moneda dice el profesor James Galbraith. La primera es “la fuerza impulsora detrás” de la segunda. En su conferencia sobre el futuro de las sociedades contemporáneas, adaptada en forma de ensayo bajo el título Por qué acabar con la desigualdad es la salvación del capitalismo, sos­tiene que acabar con la inequidad exige controlar el carácter depredador de las finanzas. (en Ideas del diario El País, elpais.com, 4enero2020) introduce un planteamiento que se antoja contundente sobre las anomalías del sistema económico global y de cómo construir el futuro: promover un proceso que lleve a “una transformación radical como la que se produjo entre el feudalismo y la sociedad de mercado”, a fin de dar paso a “un mundo estable con un sistema capaz de proteger a los débiles de los fuertes” y con “una existencia humana organizada, pacífica y próspera.

Al analizar la gestión de la crisis del 2008 y la insuficiencia de las reformas introducidas para propiciar cambios de fondo, Galbraith indica que no solamente no se acabó con la especulación, sino que se agudizaron sus síntomas. Dice al respecto de esas reformas, que equivalen a que cuando se rompe la transmisión de un coche la respuesta ha sido llenar el tanque de gasolina. Sobre la base de cuatro hipótesis, Galbraith plan­tea que “el sector financiero es incapaz de proporcionar una dirección estratégica a la economía real”. En esas hipótesis, el autor analiza: 1) el aumento de los costos de los recursos, en particular de la energía, y la inestabilidad inherente a la financiarización del mercado energético, 2) el descenso de las inversiones a largo plazo en capital físico, en la construcción y en las infraestructuras que le sirven de apoyo, 3) la actual revolución tecnológica, así como el auge y la difusión de las tecnologías digitales compactas, y 4) los defectos estructurales del sistema financiero subrayados a partir del 2008, entre otros la hipertrofia, la megalomanía, la competencia depredadora, los errores de criterio y el fraude a niveles descomunales.

Frente a ese escenario, sugiere “una política integral de reformas institucionales dirigida a cambiar la estructura misma del sistema… un nuevo new deal… para gestionar las limitaciones impuestas por el medio ambiente y los recursos, al tiempo que se preserve la estabilidad social y se mejore la calidad de vida. Su objetivo sería hacer un uso más racional de los recursos, así como la relajación general de las tensiones internacionales y la resolución de los conflictos”.

En colaboraciones anteriores, nos hemos referido al tema de la desigualdad y a cómo la búsqueda de la igualdad constituye el ­elemento central de diferenciación entre derechas e izquierdas. Por ello, parecería más sensato esperar que un proyecto como el que plantea este profesor pudiera ser mejor promovido desde la izquierda —aunque resulta obvio que por su magnitud requiere del concurso de las derechas para la búsqueda de un consenso general que lo permitiera.

Si bien referido fundamental al análisis del declive de las izquierdas europeas, particularmente las occidentales, Sheri Berman y Maria Snegovaya señalan que la decisión de hacer suyo el paradigma del neoliberalismo, representó un viraje radical de su identidad. Con esa decisión, las izquierdas abandonaron la visión de que el Estado democrático podía ser utilizado para mi­tigar o incluso eliminar los efectos más ­destructivos del capitalismo, modelo impe­rante en Europa occidental desde la segunda posguerra hasta el colapso del socialismo real. También en espacios anteriores, hemos visto que los electores prefieren votar derechas cuando las izquierdas no hacen sino aplicar la ortodoxia económica, al ser más atractivo tener a los originales y no a sus copias. (“Populism and the Decline of Social Democracy”, Journal of Democracy, Vol. 30, Núm. 3, julio 2019.)

¿Es claro que no deben pedirse peras al olmo? Volveremos al tema.

gpuenteo@hotmail.com